jueves, 8 de noviembre de 2018

Recordando a un joven borjano a través de una postal en esperanto


         Hemos adquirido esta postal, aparentemente intrascendente en la que, con el título “Aragón. En el monte” está representado un pastor, vestido con el traje regional,  empuñando un cuchillo con fines que no aparecen claros. Debajo, y escrita a mano figura una frase en un idioma aparentemente extraño. Sin embargo, nuestro interés por ella viene motivado por tratarse de un recuerdo de un joven borjano, cuyo prematuro fallecimiento causó una tremenda impresión en Borja.
 


         Porque la postal fue remitida desde nuestra ciudad el 25 de noviembre de 1912 por Fernando Alfaro Lapuerta. Dirigida a al Sr. S. Stube, residente en la localidad alemana de  Neumühlen-Dietrichsdorf, uno de los distritos de Kiel, el importante puerto del Báltico, el texto está redactado en esperanto, un idioma creado en 1887 por L. L. Zamenhof (1859-1917), con el objetivo de convertirse en un idioma universal, dada la sencillez de su gramática. Alcanzó gran difusión a comienzos del siglo XX y en Borja hubo varias personas que lo hablaron, como el escritor y poeta invidente D. Alfredo Rodrigo Ballesta, sirviéndose del mismo para establecer comunicación con corresponsales de todo el mundo.



         Una de esas personas interesadas en su conocimiento fue Felipe Alfaro Lapuerta, hijo de D. Joaquín Alfaro Malumbres y Dª. Gaudiosa Lapuerta. Era, por lo tanto, sobrino de otro gran poeta borjano, Emilio Alfaro Malumbres, y hermano mayor del Cronista de nuestra ciudad D. Emilio Alfaro Lapuerta.

         Cuando cursaba el último año de la carrera de Derecho, falleció inesperadamente a los 20 años de edad, en mayo de 1915, dos años después de escribir la postal y apenas un mes antes de finalizar sus estudios. Compartía así el destino de su malogrado tío, provocando la lógica conmoción entre sus paisanos, sobre todo por coincidir con la otro joven D. Antonio Sierra.




         Buena prueba de ello lo constituye el hecho de que el semanario local Aires del Moncayo, le dedicara buena parte de los contenidos de ejemplar aparecido el 11 de marzo de 1915, glosando su figura y dando cuenta de alguno de los homenajes que le fueron tributados, entre ellos el de la Congregación Mariana de la que fue miembro activo.
         Joven intelectual de grandes inquietudes poesía una formación enciclopédica y estaba adornado de unas cualidades que le habían convertido en pilar fundamental de la cultura borjana y entrañable compañero de otros intelectuales entre los que sobresalía por su amor a la ciudad en la que había nacido.
         Al lamentar su muerte el Director de la Congregación Mariana D. José María Pereda, aquel santo varón conocido como “mosén Pepe”, forjador de varias generaciones de jóvenes, al que le dedicaron una calle que fue borrada del callejero muchos años después, decía que Felipe no era para el mundo y por eso fue arrebatado por Dios de sus constantes peligros, para ser llevado al Cielo a recibir la corona de la gloria, cuando parecía esperarles un lisonjero porvenir en esta tierra.

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