Concierto del coro Oreya

         Mañana, sábado 3 de noviembre, el programa de las XXXVIII Jornadas Internacionales de Canto Coral “Ciudad de Borja” nos ofrece la actuación del coro ucraniano “Oreya” (Орея) que no es la primera vez que actúa aquí, dado que ya estuvo presente en las XXXI Jornadas, celebradas hace cinco años, dejando un gran recuerdo.

         El coro, fundado en 1986, ha merecido que el Presidente de la Asociación Coral Francesa, Marcel Corneloup, dijera que es uno de los cuatro mejores coros del mundo. En su palmarés figuran nada menos que 7 Grandes Premios y 23 Primeros Premios obtenidos en prestigiosos festivales y concursos de los más diversos lugares, entre ellos el XLIII Festival de Coros de Tolosa. Símbolo de la cultura ucraniana, esta formación musical se ha convertido en el mejor embajador del canto coral de su país de origen.

     En su repertorio incluyen música ucraniana y obras de compositores internacionales de diferentes siglos. De él ha afirmado Daniel Honsack, crítico del Wiesbadener Tagblatt, "El coro impresiona con una suave persistencia y una nitidez penetrante. La homogeneidad tonal, que se conserva incluso en la colocación aparentemente caótica de los cantantes, es asombrosa Las partes individuales brillan en colores de sonido individuales, que se pueden mezclar en diferentes combinaciones". 

         Lo dirige su fundador Alexander Vatsek, un destacado director de orquesta y coros, arreglista, y profesor que también creó, en 1996 el coro Gaudeamus Brno. En Ucrania fue nombrado “Artista de Honor” y galardonado con el Premio “I. Ohiyenko” Ha impartido seminarios y talleres corales en todo el mundo y ha dirigido proyectos sinfónicos en Francia, Alemania, Rumania, Ucrania y la República Checa. 

Por su prestigio ha sido llamado a formar parte de numerosos jurados en certámenes corales, como los de Busan (Corea del Sur), Bremen (Alemania), Xiamin (China) y Wernigerode (Alemania), Tolosa (España), Marktoberdorf (Alemania), Maribor (Eslovenia), Riva del Garda (Italia), Artek (Ucrania), Tallin (Estonia) y Bergen (Noruega).  Además, ha sido asesor coral de la República Checa, entre 2002 y 2006.

         El coro procede la ciudad de Zhytómyr (Житомир) que, con sus 267.038 habitantes es una de las más importantes de Ucrania y una de las más antiguas del país. Durante un tiempo perteneció al reino de Polonia, siendo durante esa etapa la capital de Volhynia.

En esta ciudad nació Serguéi Koroliov, uno de los creadores del programa espacial soviético y, en concreto, de los programas Spútnik y Vostok y Sviatoslav Richter, uno de los más grandes pianistas del siglo XX.

Entre sus monumentos destacan las catedrales vinculadas a las diferentes confesiones religiosas que profesan sus habitantes, mayoritariamente ortodoxos, pero también con presencia de católicos, aunque tanto unos como otros se encuentran divididos. Los primeros entre los que pertenecen a la Iglesia Ortodoxa, Patriarcado de Moscú, y los que dependen de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana, Patriarcado de Kiev, escindidos de los anteriores. Entre los segundos se encuentran los Católicos Romanos y los Católicos de rito oriental, conocidos como “uniatas” que son minoritarios.

         La catedral de la Transfiguración es de la Iglesia Ortodoxa dependiente del Pariarcado de Moscú y fue construida sobre un antiguo templo uniata por orden del zar Alejandro II. Cuando estaban a punto de finalizar las obras en 1853, un error de cálculo provocó su derrumbamiento, siendo preciso reiniciarlas con un nuevo proyecto redactado por prestigiosos arquitectos, concluyéndola en 1874. Con planta de cruz está inspirada en la antigua arquitectura de estilo ruso-bizantino.

         La catedral de San Miguel es la de la Iglesia Ortodoxa dependiente del Patriarcado de Kiev y fue edificada por iniciativa del mercader Michael Habotin que aportó los fondos precisos para las obras que finalizaron en 1856. Destacan sus cinco cúpulas y el campanario.

         La catedral de Santa Sofía es la sede del obispado católico-romano de Kiev-Zhytomyr. Construida entre 1746 y 1748, por iniciativa del obispo Samuel Jan Ozga, se incendió en 1768, siendo preciso reconstruirla con el aspecto actual. En ella se reunían también los católicos uniatas hasta que, hace pocos años, lograron edificar un templo propio.