No fue ayer un día especialmente propicio para escribir
artículos con destino a este blog, pero sobreponiéndonos a las adversidades del
momento hemos hecho lo posible por continuar con nuestra labor y uno de los
temas que vamos a abordar es el relacionado con una gran empresa propiciada por
la Corona de España: la expedición Balmis.
Estos días, con motivo de la pandemia que estamos sufriendo,
hemos visto a la UME y otras unidades militares desplegadas en muchas ciudades
españolas, en el marco de una operación a la que se ha dado el nombre de “Balmis”.
Los medios de comunicación ya han comentado la razón por la
que fue bautizada así, pero queremos recalcarlo, dado que se trata de una de
las mayores contribuciones españolas a la lucha contra la viruela, enfermedad
que causaba estragos en todo el mundo y también en nuestra comarca, donde hemos
documentado varios brotes epidémicos.
En uno de los últimos números publicados del Boletín Informativo del Centro, el
131-132 de 2011, el historiador D. David Ferrer Gómez publicó un artículo,
titulado “Borja, pionera en la vacunación contra la viruela”, ya que, en septiembre
de 1801, el cirujano borjano Antonio Mendiri llevó a cabo la inoculación del
suero descubierto por Edward Jenner en mayo de 1796. Fue aplicado a más de 200
personas de ambos sexos y diferentes edades con rotundo éxito, de lo que hizo
eco la Gazeta de Madrid, destacando
esa actuación pionera. Poco después, en los primeros meses de 1802, el cirujano
de Agón Vicente Ximénez del Río lo utilizo con 170 personas de esa localidad. Hay
que tener en cuenta que se trataba de un procedimiento innovador que no siempre
era bien aceptado por las gentes, temerosas de que pudiera ocasionarle
perjuicios.
Fue en ese marco cuando el cirujano Francisco Javier Balmis
Berenguer logró convencer al rey Carlos IV para organizar una expedición con el
fin de llevar el suero hasta los dominios españoles en América. El monarca, que
había visto morir a una de sus hijas a causa de la viruela, se mostró receptivo
a la idea y, de esta forma, se pudo organizar la que puede ser denominada la
primera misión humanitaria en el mundo, cuyo mando se encomendó al propio
Balmis, tras algunas vacilaciones iniciales.
La expedición, a bordo de la fragata María Pita, zarpó del puerto de La Coruña el 30 de noviembre de
1803. Llevaba a bordo a 21 niños procedentes de orfanatos de esa ciudad, de
Madrid y Santiago de Compostela, gracias a los cuales se pudo mantener “viva”
la vacuna durante la travesía.
Gracias a esta iniciativa se difundió por toda América,
durante los tres años siguientes, utilizando otros dos buques, uno de ellos
para transportarla a las Filipinas y otra para el regreso a España de Balmis
que tuvo lugar en 1806.
Es preciso resaltar que, aunque no era ese su objetivo,
Balmis la llevó también desde Manila a China, por Macao y Cantón, contribuyendo
de esa forma a paliar los estragos que
la viruela ocasionaba en ese país. Justo es recordar ahora, esta aportación
española a la Sanidad china.
Pero, dada la importancia de esta expedición y a algunas imprecisiones
difundidas en torno a ella, a través de novelas y películas, esperamos poder
dedicarle mayor atención en una próxima ocasión.
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