Cada día, los medios de comunicación dan noticia del
fallecimiento de personas conocidas, a consecuencia de la epidemia de
coronavirus. Una de ellas ha sido la infanta Dª. María Teresa de Borbón Parma
que había visitado Borja, con motivo de la inauguración
del centro “Vázquez de Mella”, situado en la actual calle de Costa. También
estuvo en el Hospital Sancti Spiritus, a cuya puerta fue realizada esta
fotografía que, en su momento, dimos a conocer.
Nacida el 28 de julio de 1933, era hija de D. Francisco
Javier de Borbón-Parma y Braganza (1889-1977), pretendiente carlista al trono
de España, reconocido como Javier I por sus seguidores, y de Dª. Magdalena de
Borbón Busset.
Era hermana de D. Carlos Hugo de Borbón-Parma (1930-2010)
que, durante los últimos años del régimen anterior, aún mantuvo sus supuestos
derechos dinásticos, impulsando la transformación de la Comunión
Tradicionalista en el Partido Carlista, con una ideología radicalmente distinta
de los principios tradicionales del Carlismo, por lo que muchos sectores se
decantaron a favor de su hermano Sixto Enrique que ha sido quien ha emitido el
comunicado dando cuenta del fallecimiento en París de su hermana.
Dª.
María Teresa que tenía, en estos momentos, 86 años de edad afirmaba que le hubiera
gustado ser médico o abogada, aunque finalmente se licenció en Ciencias Políticas
en la Universidad de la Sorbona de París y, durante un tiempo, impartió clases
de Sociología Política en la Universidad Complutense de Madrid.
Viajó
por muchos países del mundo, especialmente de Hispanoamérica, el Magreb y el
Próximo Oriente. Apoyó en todo momento a su hermano Carlos Hugo en el proceso
de renovación del Carlismo.
En una entrevista concedida el pasado mes de octubre a Mario Niebla del Toro y publicada en la
revista digital Escaparate, respondía
así a la pregunta de cómo querría que la recordasen:
“No me importa que me
recuerden (risas). Lo que sí quisiera que recordasen las generaciones venideras
es el esfuerzo que hicimos nosotros junto a otros muchos que se sacrificaron,
con la dureza de la atroz Guerra Civil, y de la necesidad de superar los
recuerdos de odio para dar paso al amor a la libertad y los grandes valores
espirituales que están anclados en el Pueblo Español y que no tenemos que
abandonar”.
D. E. P.
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