Nos
gusta recordar a antiguos establecimientos y empresas borjanas, ya
desaparecidas, a través de las facturas e impresos que vamos reuniendo. Hoy
queremos hacerlo con algunas de ellas que desarrollaban su actividad en la
década de los años 50 del pasado siglo, a la que corresponden estas facturas.
D. Nicasio Ortín Torralba era un químico, copropietario de Industrias DOR (la “O” hacía referencia a su apellido) que, además tenía una de las varias fábricas de yeso que aquí existían. Otra era propiedad de Julián Miguel (Miguel era apellido), pero había más, favorecidas por las grandes reservas de alabastro del que se extraía.
Pero
Julián Miguel era conocido, sobre todo, por su empresa de transportes que tenía
la sede en la plaza de Santa María de la que publicamos imágenes en este blog.
Hacía el servicio entre Borja y Zaragoza, dos días a la semana. Su terminal en
la capital aragonesa estaba en la calle Azoque, junto a la plaza de Salamero.
También
enlazaban las dos ciudades los Transportes Romanos que, en ocasiones, se
confunden con los anteriores, dado que a Julián Miguel se le conocía como “El
Romano”, pero no tenían nada que ver ambas empresas.
En
la calle Mayor se encontraba el establecimiento de Severino Embún, dedicado a
la distribución de Materiales de construcción, mientras que en la calle Moncayo
radicaba la “Carpintería Mecánica” de Fermín Tabuenca que, aún subsiste a cargo
de sus herederos pero radicada en el polígono industrial Barbalanca.
Juan
Pablo Cascán estaba al frente de un prestigioso taller de guarnicionería donde
se elaboraba todo tipo de aperos relacionados con la tracción animal. No era el
único, dado el elevado número de carros y animales de labor que todavía se
utilizaban en aquellos momentos.
En
cambio, es probable que el taller de José Sanz Madurga fuera el primero que se
instaló en Borja para la reparación de automóviles. Estaba en la carretera de
Ágreda, como entonces era conocida la N-122 y el edificio donde estaba el taller
y la vivienda aún se conserva.
Incluimos
en este rápido recorrido una referencia a la Farmacia y Droguería de D.
Santiago Alberto que estaba en la plaza de Casanova. El local también puede
verse todavía en el ruinoso edificio situado junto a la calle Belén, aunque la
farmacia ya a cargo de otra licenciada fue trasladada a una urbanización de la
carretera de Cortes.
Y
finalizamos con una letra de cambio librada por Industrias Moros de Gallur
contra una industria de nuestra ciudad. Muchos ya no recuerdan lo que era una “letra”
y nosotros, para conocer las características de esa razón comercial gallurana,
hemos recurrido a la colección de programas de Fiestas en los que aparecían
todos los años, con anuncios a toda página y diferentes, ofertando su amplia
gama de maderas y otros materiales de construcción, entre otras cosas.
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