Este es el aspecto que presentaba el castillo de Arévalo en la postal nº 3 de la colección de “Castillos de España”. Como puede apreciarse su estado de conservación era muy aceptable, debido en gran medida a una circunstancia curiosa que comentaremos más adelante.
Y
esta es la imagen actual, tras las últimas restauraciones después de que dejara
de cumplir el cometido para el que había sido dedicado durante varios años del
siglo XX.
Sin
embargo, lo que ha quedado es una parte de la fortaleza que, en el siglo XV,
mandó construir el duque de Béjar, si bien fue objeto de reformas posteriores.
En 1476 pasó a poder de los Reyes Católicos y, desde entonces, permaneció
vinculado a la Corona, sirviendo de prisión para personajes ilustres.
En
el siglo XIX se hizo cargo del mismo el Ayuntamiento de Arévalo, quedando en
completo abandono. La piedra de muchos de sus muros fue utilizada para nuevas
construcciones y, en su interior, se instaló el cementerio (no es el único caso
entre los castillos españoles).
Cuando,
después de la Guerra Civil, se creó el Servicio Nacional de Trigo, el
Ayuntamiento le cedió el castillo para almacenar cereales, aunque ello sirvió
para que se acometieran otras obras de restauración en el monumento, logrando
su preservación.
El
castillo, aunque dejó de prestar servicio como silo, sigue perteneciendo al
Ministerio de Agricultura (con sus cambiantes denominaciones) y ha sido objeto
de varias restauraciones, la última muy recientemente.
Se
utiliza como lugar de reuniones, pero también se ofrecen visitas guiadas por su
interior, en donde han sido acondicionadas diversas estancias como espacio
museístico.
En
la planta baja de la torre se presenta la historia del castillo, con la ayuda
de una proyección en la que se relatan sus diferentes etapas.
Más arriba, hay un espacio dedicado a la historia de la agricultura y otras relacionadas con el cultivo y recolección del trigo, así como a la extraordinaria colección de cereales de todos los tipos.
En
el ala que fue utilizada como silo se ofrece una completa visión de lo que fue
el Servicio Nacional del Trigo (luego de Cereales) y la importancia de su red
de silos, considerada la mejor de Europa. Se ha recreado el despacho de su
director y la llamada “Aula de Agricultura”, a la manera de una antigua escuela
en cuya pizarra se proyecta un audiovisual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario