miércoles, 22 de septiembre de 2021

En busca del Lignum Crucis de Ambel

         Una de las más preciadas reliquias que conserva la ciudad de Caspe es el Lignum Crucis que el Papa Clemente VII regaló al Gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén Juan Fernández de Heredia, el cual lo entregó a la colegiata de Caspe en la que quiso ser enterrado y cuya tumba fue saqueada y destruida durante la guerra civil, como el resto del templo. Afortunadamente, se salvaron este relicario y el cáliz del Compromiso.


         De aquella astilla de la Cruz de Cristo que se conserva en Caspe, el comendador D. Pedro de Monserrat llevó a Ambel en 1549 un fragmento, junto con otras reliquias, que actualmente son las Patronas de la villa.


         Este año, Caspe está celebrando el 625 aniversario de la llegada a la ciudad de esa Vera Cruz que el Papa utilizó como cruz pectoral y que, poco antes de su muerte, regaló a su amigo y consejero Juan Fernández de Heredia.

         Conocedor de la indubitada procedencia del Lignum Crucis de Ambel, el Párroco de Santa María la Mayor del Pilar de Caspe D. Samuel San Miguel Giraldo quiso conocerlo y, con ese propósito, se desplazó ayer hasta esa localidad, acompañado por nuestro compañero del Centro de Estudios Comarcales del Bajo Aragón-Caspe y colaborador de la parroquia D. Domingo Albiac Berges.




         Con gran respeto y devoción fue trasladada la reliquia a la capilla que D. Pedro de Monserrat mandó edificar y en la que, durante siglos, se conservaron las Santas Reliquias. Allí se procedió a medir el fragmento existente en el relicario que es mucho más pequeño de lo que, a primera vista, pudiera parecer, dado que son únicamente dos finos filamentos de madera.




         Durante su estancia en Ambel tuvieron ocasión de conocer el importante patrimonio artístico que conservan, tanto la iglesia parroquial de San Miguel (aún en restauración) como la ermita del Rosario.


         Esa relación entre Caspe y Ambel no es nueva, dado que 1999, con motivo del 450 aniversario de la llegada a esta villa del Lignum Crucis, se colocó esta vidriera en la capilla de las Santas Reliquias, en la que ambas localidades aparecen enlazadas por esa común devoción al Santo Madero en el que se consumó el misterio de la Redención.





 

 

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