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         D. Carlos Urzainqui Biel nos ha remitido su obra Castejón de Valdejasa y la Guerra de la Independencia que acaba de publicar Editorial Comuniter S. L. con la colaboración del Ayuntamiento de esa localidad. El libro es el cuarto de la colección “Historia XIX”, dirigida por D. Herminio Lafoz Rabaza, dedicada  a la Guerra de la Independencia.

         El autor relata los acaecimientos ocurridos, tanto en Castejón de Valdejasa como en la muela del Castellar, una zona muy activa durante el conflicto debido a la presencia de partidas guerrilleras que hostigaron a los franceses, al mando de hombres como Mariano Larrodé “Pesoduro”, Manuel Yguaz, José Tris “Malacarao”, Joaquín de Pablo y Antón “Chapalagarra”.

         Como en otros sectores de Aragón, la actuación de los guerrilleros también ocasionó numerosos problemas a la población civil que, con frecuencia, tenían que hacer frente a las exacciones de unos y de otros.

         Carlos Urzainqui ofrece una clara visión de unos enfrentamientos en los que las líneas de separación no eran tan nítidas como pudiera parecerse, lo que tenía su reflejo en las represalias que se llevaban a cabo después.

         Alcaldes y hasta párrocos ejecutados por colaborar con los franceses y el propio fin de algunos guerrilleros condenados a muerte en las líneas españolas, constituyen en triste contrapunto de aquella guerra en la que heroísmo, indisciplina y vileza estaban presentes en nuestras filas.

         Como brazo ejecutor de la Justicia aparece Espoz y Mina, el mismo que mandó destruir el castillo de Mallén, para que no volvieran a ocuparlo los franceses. En teoría, bajo su autoridad estaban subordinadas las partidas guerrilleras, pero para lograr un control efectivo tuvo que recurrir incluso a la ejecución de “Malcarao”.

         Conforme cualquier persona se adentra en el relato de aquella guerra, que en algunos aspectos también fue guerra civil, queda el sabor amargo propio de todo conflicto, aunque mucho más acentuado en este caso, a pesar de que muchos historiadores siguen anclados en la exaltación del patriotismo local cuando, transcurridos, más de 200 años, sería necesario analizar en profundidad la verdad de lo ocurrido y resituar la actuación de algunos supuestos héroes. El II Centenario fue una ocasión perdida, dado que volvió a incidirse en los mismos tópicos.