A
raíz del fallecimiento de nuestro amigo y compañero el general auditor D. José
Cervera Pery, hemos querido completar la colección de sus obras con algunas que
nos faltaban. Como siempre que efectuamos estas compras precipitadamente, hemos
adquirido algunas que ya teníamos.
Ese ha sido el caso de Callejón de la memoria (postales del recuerdo isleño) que publicó en 1996 y en la que recopilaba los artículos publicados en el periódico San Fernando. Información. Sin embargo, el error se ha visto compensado por la circunstancia fortuita que luego comentaremos.
Los
artículos de Pepe versaban sobre los más diversos temas, siempre unidos a los
recuerdos de su infancia y juventud en esa isla de San Fernando que llevó
siempre en el corazón.
Cada artículo iba
dedicado a uno de sus amigos que, de alguna manera, tuviera relación con la cuestión
que ese día abordaba. El 9 de octubre de 1994 publicó el que lleva por título “El
retorno del Ceregumil”, dedicándolo a nuestro Presidente.
Los
lectores de más edad recordarán aquel Ceregumil que seguramente les fue
administrado en su infancia, dado que se recurría a este tónico en numerosas
ocasiones. Había sido creado 1919 por el farmacéutico D. Bernabé Hernández
Sánchez, establecido en Montilla quien, con la ayuda de sus cuñados (auténticos
especialistas en lo que hoy llamaríamos marketing y publicidad) lograron
convertirlo en un producto con una enorme demanda en todo el mundo.
El
nombre de “Ceregumil” hace referencia a sus ingredientes: cereales, leguminosas
y miel. Era, por lo tanto, un complemento dietético que se recomendaba como “tónico
y alimento remineralizados del organismo, especialmente indicado en casos de
enteritis agudas o crónicas, anemias, escrofulismo, dispepsias y debilidad
orgánica”. Una auténtica panacea que se administraba al menor síntoma de
inapetencia o debilidad en los niños de la época que, como tenía muy buen
sabor, lo aceptaban sin oposición. Lo curioso es que se sigue fabricando y
vendiendo.
Pero,
como decíamos, el ejemplar que hemos conseguido nos ha deparado una sorpresa,
ya que fue dedicado por el autor, poco después de su aparición al duque de
Carrero Blanco, el Vice Almirante D. Luis Carrero-Blanco Pichot, fallecido en
2019.
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