El pasado sábado tuvimos la oportunidad de volver a visitar la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Gallur. Quienes nos acompañaban, que no la conocían, quedaron sorprendidos por elevado número de nidos de cigüeñas que hay en su torre y tejado, a pesar de que son menos de los que podían verse hace unos años.
Como
guía excepcional tuvimos a nuestro compañero D. Antonio Miguel Sierra Fernández
que, posteriormente, tuvo que ayudarnos a salir de Gallur, dado que nuestro
vehículo se negaba a emprender el camino de regreso a Borja.
En
la parte posterior del templo existe, desde que fue restaurado, un bonito
parque desde que se divisa un espectacular panorama con grandes campos de
cultivo junto al Ebro. En la imagen inferior, se puede ver a la derecha el
puente de San Antonio y, desde la izquierda discurre un cauce de agua que va a
desembocar al Ebro. Como explicó Antonio Miguel, esa acequia arranca de una
almenara situada en el canal Imperial y servía para impulsar el molino hidráulico
allí existente.
La iglesia es un hermoso
monumento de estilo neoclásico que fue levantado sobre otro templo anterior del
que existen numerosos datos. Hacia mediados del siglo XVIII, por encontrarse en
estado ruinoso, se iniciaron las obras que concluyeron en 1773. De ella
publicamos en 2004 el catálogo de su Patrimonio Artístico Religioso.
Uno de los motivos de
nuestra visita era conocer, tras su restauración el estado de la imagen de
Cristo Crucificado que es objeto de especial devoción en la localidad donde,
portada por la cofradía de las Siete Palabras, desfila procesionalmente el día
de Viernes Santo.
Antonio
Miguel quería que se le prestara mayor atención a esta imagen, dado que en el
citado catálogo pasó prácticamente desapercibida. Quería, por lo tanto, conocer
la opinión de uno de nuestros principales investigadores que, desde hace algún
tiempo, viene estudiando las imágenes de Cristo Crucificado de nuestra zona.
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