El pasado sábado estuvimos en el concierto que, en la iglesia parroquial de Gallur, ofrecieron los “Ministriles de Marsias”, sin duda alguna uno de los más destacados de los que, a lo largo de las últimas semanas, se han ido sucediendo en el Festival de Música de la Ribera Alta del Ebro que fue clausurado el domingo. Fue una lástima que, a pesar de su interés y de la belleza del templo en el que tuvo lugar, la asistencia fuera mucho menor que la esperada.
Como es habitual, intervino en primer lugar el Director del Festival D. Carlos García Bonal, para agradecer la colaboración de todas aquellas personas que lo han hecho posible y, seguidamente, Javier Artigas explicó las características del concierto que iban a ofrecer y las obra a interpretar.
Antes de cada concierto se ha ofrecido una breve explicación acerca
del monumento en el que tenían lugar, a cargo de colaboradores de “Territorio
Mudéjar”. En esta ocasión el encargado de ello fue Derry Holgado Bernabeu quien
destacó las características más significativas de este templo que comenzó a
construirse a finales del siglo XVIII y del que ofreceremos una reseña más
amplia.
La actuación de los “Ministriles de
Marsias” dio comienzo con el desfile de sus integrantes desde el fondo de la
nave hasta el presbiterio, mientras interpretaban el “Regina coeli” de Juan
García de Salazar.
Integran esta extraordinaria formación
Fernando Sánchez (bajón y bajoncillo); Josep Borrás (bajoncillo y bajón); Paco
Rubio (corneta), Simeón Galduf (sacabuche) y Javier Artigas (órgano) que era
quien portaba el estandarte en el desfile.
El público disfrutó enormemente con la
interpretación de un programa que incluyó obras de Juan Cabanilles, Pablo
Bruna, Sebastián Aguilera de Heredia, Jusepe Ximénez y Francisco Correa de Arauxo.
Tuvo también una faceta docente dado
que, en un momento determinado del concierto, Paco Rubio fue explicando las características
de los diferentes instrumentos y comentando la función que desempeñaban los
ministriles en las capillas de música de las catedrales. Se detuvo
especialmente en la corneta, el instrumento que él tocaba, diferente a las
modernas cornetas, pero con un origen semántico común.
Fueron muchos los aplausos que
premiaron la extraordinaria actuación de esta formación que, al finalizar,
volvieron a desfilar por la nave antes de retirarse definitivamente.
En el exterior del templo, les fue
ofrecido a los asistentes una muestra de la repostería local, acompañada con
ese vino añejo que ha estado presente en todos los conciertos.
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