Las cabañas de piedra seca de la Muela Baja de Borja siguen despertando interés. No en vano esta técnica constructiva fue declarada Patrimonio de la Humanidad y la tipología de las mismas no solo estuvo asociada a las “neveras”, como algunos han pretendido con carácter exclusivo, sino a estas otras construcciones cuya funcionalidad no ha sido suficientemente estudiada.
Tras el reciente incendio, ya fueron
visitadas por Pedro Domínguez Barrios que ha sido el gran difusor de las mismas.
Ahora las ha recorrido otro esforzado grupo de “exploradores” que nos han traído
las imágenes que reproducimos, al mismo tiempo que vuelven a llamar la atención
sobre la necesidad de preservar este patrimonio cultural de nuestra ciudad,
algo que no es demasiado difícil si se les presta atención antes de que sea
demasiado tarde.
La primera de las que visitaron fue la situada
en la partida de Bracicos, la más bonita y mejor conservada, a pesar de que
hasta ella llegaron las llamas. En ella llama la atención el gran orificio superior
que, para Pedro Domínguez, está originado por un derrumbamiento del ápice de la
cabaña que, originalmente, sería completamente cerrada. Los únicos vanos son la
puerta de reducidas dimensiones, con una losa como dintel, y un pequeño
orificio en el perímetro, practicado quizás para facilitar la ventilación, más
que para la vigilancia.
Estuvieron después en la de Pilobo, de menor tamaño y peor estado de conservación, especialmente en su parte superior, con un hueco mucho mayor y de contorno irregular.
La puerta de acceso también ha sufrido desprendimientos. Esta
última imagen corresponde a su estado en marzo de 2012, cuando Pedro Domínguez
la dio a conocer en este blog. Aunque el cambio experimentado no sea muy grande,
si se la compara con las actuales sí se observan nuevas caídas de piedra.
Terminaron el recorrido visitando la
cabaña situada en la partida de Los Agudos, concretamente en la ladera norte
del más oriental de los altozanos que la configuran. De las tres, es
posiblemente la que se encuentra en peor estado, con notables pérdidas de piedra
en su revestimiento y destrucción parcial del vano de entrada. Como las otras a
las que nos hemos referido anteriormente, tiene un gran orificio circular en la
parte superior, lo que nos plantea la duda de si realmente en todos los casos
es fruto de la destrucción del ápice o si, estuvo abierto en su origen.
No son las únicas casetas de este tipo
que existen en la Muela de Borja. De otras hemos ofrecido imágenes en este
blog, incluso de alguna de gran tamaño, parcialmente destruida. Nos satisface
comprobar el interés que despiertan, el cual debiera traducirse en alguna
medida que contribuyera a su conservación.
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