La parroquia de Santa María y San Bartolomé de Borja ha editado un díptico con una breve síntesis de las biografías de los diferentes mártires nacidos en nuestra ciudad o relacionados con ella, con motivo de la celebración de su memoria litúrgica el próximo domingo. Nos lo ha remitido nuestro párroco D. José María Sánchez Becerril y, seguramente, sorprenderá a quienes no conocían la existencia de algunos de ellos.
Hasta el momento son cuatro los mártires
que ya han sido beatificados, que vamos a enumerar, siguiendo el orden de su
beatificación. El primero de ellos es el beato fray Martín de San Nicolás
(1598-1618) que, aunque nacido en Tabuenca, tomó el hábito de religioso
agustino en el convento de Borja. Quemado vivo en Nagasaki (Japón) el 11 de diciembre
de 1632, fue beatificado por San Juan Pablo II, junto con fray Melchor de San
Agustín, el 23 de abril de 1989. En Borja tiene dedicada una lápida en el lugar
donde estuvo ubicado el convento de agustinos, en la plaza de España.
El beato Pablo Bori Puig S. J.
(1864-1936) había nacido en El Villet de Maldà (Lleida) y en 1891 ingresó en el
noviciado que la Compañía de Jesús tenía en Veruela, siendo ya sacerdote. A
Borja llegó en 1903 para dirigir unos Ejercicios Espirituales dirigidos a los
jóvenes con tanto impacto que, como consecuencia de ellos, fundó el 26 de
noviembre de ese año la Congregación Mariana, de la que fue Director durante
sus primeros años.
La guerra civil le sorprendió en
Valencia y se refugió en el Asilo de las Hermanitas de los Ancianos
Desamparados pasando por un anciano más, junto con el hermano jesuita Vicente
Sales Genovés, pero delatados por otro de los asilados fueron detenidos y fusilados
el 29 de septiembre de 1936. Fue beatificado por San Juan Pablo II el 11 de
marzo de 2001, en la plaza de San Pedro de Roma, junto con otras 232 víctimas
de la persecución religiosa en la región levantina.
El beato Antonio Lasa Vidaurreta (1913-1936) había nacido en Leizu (Navarra), pero su madre, al quedar viuda, se trasladó a vivir a Borja, con todos sus hermanos y en nuestra ciudad hay todavía descendientes de ellos. Ingresó como postulante en la Congregación de Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos) y, en 1936, estaba cursando Teología en la casa que la congregación tenía en Ciudad Real. Expulsados de la misma y con la aparente promesa de que pudieran trasladarse a Madrid, al llegar a Fernán Caballero, la primera estación del trayecto, fueron brutalmente asesinados en los andenes de la misma. Tenía 23 años y fue beatificado en Tarragona el 13 de octubre de 2013, con otros 522 mártires del siglo XX en España.
La beata Carmen (Isabel) Lacaba
Andía (1882-1936) era natural de Borja y había ingresado como religiosa
concepcionista en Madrid, el 3 de noviembre de 1902. En 1935 fue elegida superiora
del convento de San José, situado en la calle Sagasti de la capital de España.
En julio de 1936 tuvieron que abandonarlo y, aunque pudo salvarse, decidió
permanecer con otras religiosas enfermas en un piso de la calle Manuel Silvela,
del que fueron sacadas, con extrema violencia, en la tarde del 7 de noviembre
de 1936, por milicianos armados y asesinadas, poco después, en una plaza de
Madrid. Fue beatificada, junto con otras religiosas concepcionistas en la
catedral de la Almudena de Madrid el 22 de junio de 2019, en una solemne
ceremonia en la que estuvo presente una importante representación borjana.
En el díptico que estamos comentando se
menciona a otros tres mártires que tienen incoado el proceso de beatificación,
sin que hayan sido declarados hasta el momento beatos, aunque tienen la consideración
de “Siervos de Dios”.
El primero de ellos es el P. Jesús
Ballesta Tejero S.I. (1903-1936) que, aunque nació en el monasterio de Veruela,
sus padres y sus hermanos eran de Borja. Él fue bautizado en Vera de Moncayo ya
que, en esos momentos, sus padres regentaban la hospedería del monasterio. Educado por los jesuitas, ingresó en la Compañía
de Jesús, siendo ordenado sacerdote en 1932, en Holanda. Dedicado a la pastoral
obrera, en 1936 se encontraba en Madrid, donde fue detenido el 8 de agosto de
1936 y conducido a la checa Linneo. Allí fue torturado y, posteriormente,
asesinado en la noche de ese mismo día en la pradera de San Isidro. El 16 de
diciembre de 1942 fue incoado su proceso de beatificación en la diócesis de
Madrid-Alcalá. Concluido el 4 de febrero de 1943, fue remitido a Roma donde aún
está pendiente de resolución junto al de otros jesuitas.
De quien no tenemos fotografías es del P. Mariano Tabuenca
Laborda (1875-1936), sacerdote escolapio, que había nacido en Borja. Tras
cursar los estudios primarios en nuestra ciudad, marchó a Barbastro, bajo la
tutela de su tío el P. Manuel Laborda Domínguez, también escolapio. En el
seminario de las Escuelas Pías de Peralta de la Sal ingresó en 1889, siendo
ordenado sacerdote en Jaca, en 1899. Todo su ministerio lo desarrolló en el
colegio que los escolapios tenían en Barbastro. Llegó allí con 22 años y se
hizo cargo de la formación de sucesivas generaciones de jóvenes, a los que
impartió Historia, Literatura, Geografía, Derecho y de manera especial Latín,
disciplina de la que fue un excelente profesor. Al comienzo de la Guerra Civil
era el segundo más anciano de la comunidad y estaba enfermo, a pesar de lo cual fue detenido el 19 de
julio de 1936, siendo fusilado por un antiguo alumno suyo al que reconoció. Junto
con otros 110 mártires fue incoado su proceso de beatificación en 2001, estando
pendiente de resolución.
De D. César
Manero Zaro (1874-1936), natural de Borja, nos hemos ocupado recientemente
en este blog porque, siendo párroco de Santa María la Mayor de Alcalá de
Henares, fue quien salvo el libro en el que consta el bautismo de Miguel de
Cervantes, siendo asesinado brutalmente, nada más poner ese documento en manos
de quienes lo conservaron.
En 2016, el obispo de Alcalá, incoó la
causa de su beatificación, junto con otras 43 personas: sacerdotes diocesanos,
religiosos y laicos. Finalizada la fase diocesana de la causa en 2019, fue
elevada a Roma, donde está a la espera de su aprobación definitiva.
Finalmente, en el díptico de la parroquia
se menciona a tres religiosas terciarias franciscanas, nacidas en Borja: Sor
Rosa del Patrocinio de San José Domínguez Irache (1887-1936), su hermana Sor
Teresa del Niño Jesús Domínguez Irache (1900-1936) y Sor Ángeles Aguarón
Tabuenca (1894-1936). Las dos primeras eran hijas de un Guardia Civil que
estuvo destinado en nuestra ciudad, donde nació la primera, mientras que la
segunda vino al mundo en Sos del Rey Católico, en cuyo cuartel estuvo el padre
algún tiempo. Sor Ángeles nació en Borja pero, con 19 años, al quedar huérfana
de padre marchó a Tarazona de donde salió para ingresar en el convento de Santa
María de la Cruz de Cubas de la Sagra (Madrid). Allí estuvieron las tres hasta
que fueron desalojadas por milicianos armados y enviadas a Madrid. Alojadas en
la casa de un tío, el borjano D. Antonio Irache, situado en la calle Castelló,
donde fueron detenidas el 18 de octubre de 1936, siendo trasladadas a una
checa, sin que volvieran a tenerse noticias suyas. No ha sido incoado el
proceso de beatificación.
Hermosa iniciativa de la parroquia al
recordar a estos mártires que dieron su vida por la Fe, perdonando a quienes
les asesinaron.
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