sábado, 8 de octubre de 2022

La iglesia parroquial de Luceni

 

         Nuestra visita a la iglesia parroquial de la Purificación de Nuestra Señora de Luceni nos ha permitido conocer, un poco mejor, sus características y las obras de Arte allí existentes. El aspecto exterior no permite entrever que el núcleo central data del siglo XIII, siendo de hecho la más antigua de nuestra zona, aunque ha sido objeto de numerosas reformas posteriores.


         En concreto, la torre fue construida en 1897. De planta cuadrada y cuatro cuerpos, está rematada por un tejadillo a dos aguas, que fue realizado en 1912.



         También es moderno el acceso al templo que fue adosado al primitivo del siglo XVI, en arco de medio punto con tres arquivoltas, como muestra esta imagen en la que se aprecian muy bien la portada original y el cuerpo superpuesto.


          Una vez en el interior puede verse el núcleo original del templo, construido en el siglo XIII. Se trata de una iglesia de cabecera recta y cinco tramos con arcos diafragma apuntados y cubierta a dos aguas. Cuando la vimos por vez primera, hace ya muchos años, todo el interior estaba pintado de blanco. No hace mucho tiempo fue sometida a una rehabilitación, dotándole de arrimaderos que simulan cerámica en la parte inferior de los arcos que, a su vez, fueron decorados con peculiares motivos decorativos.




En el siglo XX, se le añadió una segunda nave lateral que comunica con la original mediante arcos apuntados, rasgados en el muro, y se cubre también con arcos apuntados, remedando a los otros. Fue entonces cuando, al parecer, se rasgaron los pilares de los arcos diafragmas, dado origen a ese corredor lateral con el aspecto que muestra la imagen.


         El elemento más relevante de su exorno es el retablo mayor, una pieza realizada en alabastro policromado, considerada como una muestra representativa del arte flamenco español de la primera mitad del siglo XV, aunque de autor desconocido.

         Originalmente, se encontraba en el oratorio privado del palacio de los condes de Fuenclara, señores de Luceni, quienes en un momento que no hemos podido precisar lo donaron a la iglesia parroquial.


         El motivo central del mismo es la Presentación del Niño Jesús en el Templo. En él, junto con el Niño aparecen cuatro figuras que no siempre han sido correctamente interpretadas. En el centro se encuentra la Virgen arrodillada, con manto azul, que entrega a su Hijo a un personaje también arrodillado que lo toma en brazos y que, en nuestra opinión es el anciano Simeón que, como relata el Evangelio de Lucas, entonó ese Nunc dimittis que se recita todos los días en el rezo de Completas. A ambos lados otros dos personajes que portan cirios y unos cestillos con palomas. Son San José y Santa Ana, con las ofrendas previstas por la Ley para rescatar a los primogénitos de Israel.


         En el remate superior el Calvario y, a ambos lados, la Anunciación con la Virgen a la izquierda, teniendo a su lado el búcaro con las tres azucenas y, a la derecha, el arcángel San Gabriel portando una filacteria con la salutación angélica. Todo ello bajo una estructura arquitectónica con bóveda de crucería apoyada en finas columnas. Tanto allí como en el guardapolvo hay escudos heráldicos que han perdido su policromía que, de haberse conservado, nos hubiera permitido conocer algunos datos del comitente.



         Siguiendo la estructura característica de los retablos góticos aragoneses, dispone de banco en cuyo centro está representada una Piedad, con la Virgen teniendo en sus brazos el cuerpo de su Hijo, acompañada por ¿San Juan? y las Santas mujeres. La reciente restauración ha alterado considerablemente la policromía original, lo que se hace especialmente patente en los rostros.

         A ambos lados se encuentra cuatro Apóstoles. De izquierda a derecha: San Andrés, identificado por la cruz en aspa en la que fue martirizado; San Pablo, con la espada de su decapitación y el libro de sus escritos; podría ser Santiago pero a San Pablo se le suele representar junto a San Pedro que es el que aparece a continuación con las llaves en la mano y, en el extremo derecho, San Bartolomé con el cuchillo y el demonio a sus pies.



         En el guardapolvo distinguimos a San Antonio Abad; Santo obispo; San Cristóbal, San Jorge; Santo con perro; San Antonio de Padua, San Lorenzo y San Juan Bautista.



         El resto de retablos es de interés menos. A ambos lados del presbiterio, en unas estructuras muy sencillas se encuentran un Cristo Crucificado y la imagen de la Virgen de los Dolores.




         Aún más sencilla es la decoración de lo que podríamos llamar capillas entre los arcos de la nave central, dedicadas a la Virgen del Pilar; Santa Tecla, con el león a sus pies y la Virgen del Rosario, una imagen más interesante en un pequeño retablo romanista.



         En la nave lateral y en el interior de una urna de estilo neogótico se encuentra una imagen yacente de Cristo que, en el inventario del SIPCA, es datada en el siglo XVII, aunque su ubicación y el estar cubierta de ropa no permite conocer sus características.




         Otros retablos existentes en esa zona son los dedicados a San Antonio de Padua, San Pedro Mártir y San Agustín. En este último caso, aunque la imagen está representada como obispo, ha perdido el atributo personal que debió portar en su mano izquierda que sería un corazón en llamas, el mismo que aparece en el sotobanco. Pero, además, hay que tener en cuenta que San Agustín, junto con San Pedro Mártir son los Patrones de Luceni.


         Es preciso mencionar un lienzo de la Sagrada Familia que está en el hastial de la nave lateral. En realidad, es una doble Trinidad. En el rompimiento superior aparecen las tres Personas de la Santísima Trinidad, el Hijo a la izquierda y el Padre a la derecha, con el Espíritu Santo, en forma de paloma, en el centro. Abajo el Niño Jesús entre la Virgen María y San José con su vara florida.



         En el intradós de los arcos se encuentran una serie de imágenes de producción industrial: la Virgen de Fátima; Santa Lucía; la Inmaculada Concepción; y la Virgen del Carmen. Presidiendo el altar, el Sagrado Corazón y sobre una sencilla mesa San Isidro labrador.

 

         Terminamos con esta fotografía de la maqueta que pudimos ver en el interior del templo al que reproduce con mucho detalle, incluyendo el retablo mayor.



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