miércoles, 12 de octubre de 2022

Lo que queda de la pila en la que fue bautizado Cervantes

 

         En la plaza de Cervantes de Alcalá de Henares se alzaba la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, la más importante de la ciudad, tras la actual catedral. De ella era párroco en 1936 el borjano D. César Manero Zaro que, como ya comentamos, fue quien salvó el Libro de Bautismos en el que está registrado el de D. Miguel de Cervantes Saavedra.


         D. César fue asesinado y, en estos momentos, su causa de beatificación se encuentra pendiente de resolución en Roma. El templo fue incendiado y se perdió la práctica totalidad de su patrimonio artístico. Sólo se conservan la torre y la llamada “capilla del Oidor”, en la que fue bautizado el autor del Quijote.


         La capilla del Oidor debe su nombre al hecho de haber sido fundada por D. Pedro Díaz de Toledo, Oidor del rey Juan II de Castilla, a comienzos del siglo XV para sirviera de enterramiento de su familia. En 1905 se trasladó a ese lugar la pila bautismal en la que Miguel de Cervantes recibió el Sacramento del Bautismo.




         En 1936 se encontraba allí y, en una de las paredes, había una lápida que recordaba ese acontecimiento histórico del Bautismo de Cervantes. Cuando la iglesia fue incendiada, la capilla quedo maltrecha, como muestra la primera de estas imágenes. Pero la destrucción se completó en 1938, cuando desaparecieron las estatuas yacentes de los sepulcros y la pila fue completamente destrozada para servir como material de construcción, como queda patente en esta última foto.




         El pasado domingo volvimos a ese lugar, donde de la antigua parroquia, sólo quedan las basas de las columnas y la torre, ahora convertida en mirador, así como la capilla del Oidor, completamente restaurada y donde se puede visitar un Centro de Interpretación sobre Cervantes.




         A quienes acceden al interior, les impresiona el aspecto que presentan sus hermosas yeserías, la reja renacentista o el alfarje que la cubre, sin detenerse a valorar lo que es original y lo que es fruto de una intervención.

         Siguiendo la norma de lo políticamente correcto tampoco se les ofrece una información precisa de lo ocurrido en 1936 ni imágenes de cómo eran los sepulcros del oidor y su familia, antes de su destrucción, y de los que sólo ha quedado ese resto informe que muestra la última imagen.




En el centro de la capilla, los visitantes se detienen ante la pila bautismal que, en realidad, es una reproducción de la que fue destruida en 1938, porque de la original sólo queda ese pequeñísimo fragmento de color más oscuro que está incrustado en la copia.


         En uno de los paneles explicativos, se menciona cómo se salvó la partida de Bautismo, merced a la intervención de nuestro paisano D. César Manero, aunque se detalla una de las versiones que hace referencia a que le fue entregada al sacerdote escolapio D. Pedro Raboso que veraneaba en la ciudad.

         La que parece ser más próxima a la realidad es la que señala que el párroco le entregó el libro a D. Juan Raboso San Emeterio, familiar del anterior y en cuya casa estaba alojado el escolapio. Por otra parte, parece ser cierto que, nada más efectuar la entrega D. César fue asesinado de un disparo a las puertas de la Casa Consistorial. 



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