La actual iglesia del Santuario de Misericordia fue edificada, en 1602, con las cantidades aportadas por diversos fieles, entre los que destacó el obispo borjano fray Juan López de Caparroso, al que hemos hecho referencia en este blog, que contribuyó a esta obra con 200 libras.
Es de
planta rectangular con cabecera poligonal, recubierta por bóveda estrellada en
el presbiterio y de lunetos en el resto de la nave. A ella se abren capillas laterales, dos a
cada lado, que fueron proyectadas conjuntamente. La señalada con una flecha en
la fotografía está dedicada a San José, aunque inicialmente, según ha podido
constatar el historiador D. Alberto Aguilera Hernández, el titular era San
Miguel.
Hacia
1670 comenzó a instalarse el retablo que fue sufragado por D. Pedro de Aibar y
su esposa Dª Josefa de Charre, ambos infanzones, aunque mercader de profesión.
Al año siguiente donaron una lámpara de plata, y su generosidad fue
recompensada por el capítulo ya que, el 6 de octubre de 1673, la citada capilla
era cedida y traspasada a la familia Aibar, quedando bajo su patronato y como
lugar de enterramiento. De hecho, los fundadores están sepultados al pie del
retablo.
Se trata
de un retablo barroco dorado y policromado, de un solo cuerpo, rematado por un
ático a cuyos lados se encuentran las armas de los fundadores.
El
lienzo titular, en deficiente estado de conservación y con numerosas
craqueladuras y pérdidas de materia, representa la muerte de San José. El santo
patriarca, tumbado en el lecho tiene a su lado a su esposa, María, y a Cristo
al que tiende sus manos. Según una piadosa tradición, San José murió antes de
que Jesús iniciara su vida pública y tuvo la fortuna de contar con su ayuda en
ese trance. En el cuadro puede verse al Señor señalando con su mano derecha al
cielo que se abre, mostrando la imagen del Padre que se dispone a recibir el
alma de San José.
Este
tema del “tránsito de San José”, aunque no es extraño en la iconografía del
patriarca, tampoco es excesivamente frecuente por lo que hay que pensar que su
elección responde a una intencionalidad relacionada con la condición de la
capilla como lugar de enterramiento, pues no hay que olvidar que San José es
considerado patrón de la buena muerte.
En las
basas de las columnas salomónicas que enmarcan el retablo están representados,
en bajorrelieve, los bustos de San Pedro y San Pablo. El primero es fácilmente
reconocible porque lleva en sus manos las dos llaves que constituyen uno de sus
atributos personales. Más dudas presenta la otra identificación, pues aunque lo
habitual es que forme pareja, no hay ningún detalle que lo corrobore y, por
otra parte, es llamativo el que luzca una poblada cabellera cuando,
frecuentemente, se le representa como un varón calvo.
En el
ático figuran los desposorios de la Virgen y San José, dispuestos a ambos lados
del Sumo Sacerdote del templo, ante el que contrajeron matrimonio. También está
enmarcado por columnas salomónicas y se remata con un frontón curvo partido. En
opinión de Alberto Aguilera, su cronología y sus características permiten
aventurar la hipótesis de que fue una de las primeras obras que, en Borja, se
hicieron dentro de este estilo. Hay que tener presente que, ese mismo año, se
instala el altar de la Virgen de los Dolores, situado en la capilla de
enfrente, el cual es una obra plenamente manierista.
Como
hemos señalado, a los lados del ático se encuentran las armas de los
fundadores. Federico Bordejé que las estudió anotó en sus cuadernos de campo
que las de la izquierda son de los Aibar. No indica a quién pudo pertenecer el
blasón de la derecha, pero lo razonable es pensar que fuera el de la esposa, Dª
Josefa de Charre.
En las
paredes laterales existieron dos lienzos de indudable interés ya que, en ellos,
aparecen representados miembros de la familia. De uno de ellos no disponemos,
todavía de fotografías, pues fue retirado y se conserva en la sacristía.
Fue el Dr. Aguilera
Hernández quien, a partir de los datos obtenidos en el Archivo Histórico de
Protocolos Notariales de Borja, pudo reconstruir la historia de esta familia.
Fue el matrimonio Aibar-Charre, quien encargó el retablo, como hemos dicho. Tuvieron
dos hijos: la mayor fue María Isabel Aibar que contrajo matrimonio con D.
Atilano Guzmán. El menor fue D. Pedro Pablo Aibar, casado con D. Ana María
Marco, de cuya unión nacieron D. José Aibar Marco y Dª Catalina Aibar Marco.
En el
testamento de D. Pedro Pablo, otorgado el 11 de septiembre de 1684, y
localizado ahora por el Dr. Aguilera, se dispone: “Quiero y es mi voluntad
que mis executores infrascriptos tomen de mis bienes y hazienda la cantidad de
dinero que fuere necesario para hacer dos quadros para los dos colaterales de
la dicha capilla de Nuestra Señora de Misericordia, y en ellos se retrate lo
que a dichos mis executores pareciere”.
Lo que
decidieron fue colocar en uno de ellos el retrato de D. Pedro Pablo junto con
el de su hija Dª Catalina (el que se conserva en la sacristía) y, en el otro, a
la madre Dª Ana María Marco con el hijo mayor D. José, que es el que puede verse
a la derecha del retablo. Este último viste casaca militar y lleva en su mano
derecha un clavel rojo.
Recordamos
que, según el Prof. Sánchez del Río Peguero esta familia procedía de Magallón,
de donde una de sus ramas vino a establecerse en Borja, aunque cuando encargaron
el retablo tenían su domicilio en la capital aragonesa.
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