En un momento en el que se ha puesto en marcha una nueva iniciativa para intentar reconstruir la Torre Nueva, uno de los más importantes símbolos de la capital aragonesa, desde que fuera construida en 1504, Pedro Domínguez Barrios nos ha recordado el papel desempeñado en su derribo, en 1892, por D. Benito Girauta, un personaje de Talamantes, aunque especialmente relacionado con Borja, al que recientemente recordamos.
Efectivamente, D. Benito que, en
aquellos momentos, era Teniente de Alcalde de Zaragoza fue el paladín de
quienes propugnaban su derribo, aduciendo el peligro que podía representar para
la seguridad ciudadana (una razón muy frecuente en el derribo de muchos monumentos).
La mayoría de los concejales también defendían el derribo, frente a quienes,
como D. Desiderio de la Escosura, se oponían ardientemente junto con
determinados sectores culturales de la ciudad.
Como curiosidad podemos señalar que los
andamios empleados para el derribo (que duró un año) fueron diseñados por el
arquitecto municipal D. Ricardo Magdalena, oriundo de Borja, donde habían
nacido sus padres.
Consumado el “turricidio”, muy pronto
surgieron iniciativas para recuperar ese símbolo. Una de las primeras fue
cuando se acercaba el II Centenario de los Sitios (en 1908), bajo el impulso de
D. Mariano de Pano.
Se quiso levantar otra torre que la
recordara y se conoce los proyectos de Ricardo Magdalena (de nuevo una persona
relacionada con Borja) y de Félix Navarro (el de la izquierda; el de Magdalena
es el de la derecha), pero no llegaron a concretarse.
Al cumplirse 100 años del derribo el
Ayuntamiento de Zaragoza acordó levantar un memorial que recordaba al perímetro
de la torre original, lo que dio lugar a un duro enfrentamiento con el Gobierno
de Aragón, al no haber contado con la autorización de Patrimonio. Al final, se
decidió su derribo en marzo de 2002. Es de esperar que, en el caso de
cristalizar la nueva iniciativa, el resultado sea algo más duradero.
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