El 25 de mayo de 1590 fue bautizado en la parroquia de San Bartolomé de Borja fray Miguel Francés Freire quien, el 11 de noviembre de 1609, ingresó en el Real Convento de Predicadores de Zaragoza, donde profesó como dominico. Ocho años después quedó paralítico y, durante casi 49 años, estuvo completamente imposibilitado, a pesar de lo cual soportó con increíble paciencia las molestias de su invalidez, dedicándose por completo al estudio y la oración. Su vida fue un ejemplo de santidad y un modelo para todos los que le conocieron. Venerado por sus hermanos en religión, murió santamente en 1665, en el convento donde había transcurrido toda su vida.
El 25 de mayo de 1421
nació en Peñafiel Carlos de Navarra,
hijo del infante de Aragón D. Juan y de la infanta de Navarra Dª Blanca, hija y
heredera de Carlos III el Noble. El monarca creó para su nieto el título de
“Príncipe de Viana”, con el que sería conocido por la posteridad. En 1429, su
madre asumió el trono navarro, teniendo como consorte a su segundo esposo, el
citado infante que más tarde llegó a ser rey de Aragón, un hombre de gran
carácter y ambición política que pretendió suceder a su esposa, fallecida en
1441, a pesar de que el heredero era el Príncipe de Viana. Las tensiones entre
padre e hijo fueron constantes, especialmente tras el nuevo matrimonio que
contrajo Juan II con Dª Juana Enríquez, fruto del cual fue Fernando el
Católico.
El enfrentamiento provocó
una guerra civil entre los partidarios del Príncipe (agramonteses) y los de su
padre (beamonteses). Derrotados los primeros en la batalla de Aybar, Carlos fue
hecho prisionero, siendo encarcelado en los castillos de Tafalla, Tudela,
Mallén, Monterrey y la Aljafería. Aunque fue puesto en libertad en 1453, los
problemas continuaron, llegando a sumar a su causa D. Carlos al Principado de
Cataluña. Nuevamente fue detenido en 1461, lo que provocó el levantamiento de
los catalanes, pero el 25 de septiembre de ese mismo año murió en la ciudad
condal como consecuencia de un proceso tuberculoso, según la versión oficial.
Si lo recordamos aquí es
por su estancia en Mallén, en calidad de prisionero, razón por la cual el
Ayuntamiento de esa villa, siendo Alcalde D. Jesús Pardo, le dedicó una calle
el 1 de febrero de 1973, en recuerdo de su cautiverio en esa localidad, entre
1452 y 1453.
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