El 27 de mayo de 1707, D. Felipe de Borbón, II duque de Orleans hizo su entrada triunfal en Borja. El duque, hijo de Felipe de Francia, hermano menor de Luis XIV, era tío de Felipe V, segundo hijo del delfín de Francia, Luis de Francia, hijo a su vez de Luis XIV. Había tomado parte en la Guerra de Sucesión, desempeñando un brillante papel militar. Su llegada a nuestra ciudad se produjo con ocasión del viaje que, desde Tarazona realizaba hacia la capital aragonesa.
Al tener conocimiento de
heroico comportamiento de los borjanos en el conflicto, decidió detenerse para
agradecerles su adhesión a la causa borbónica. Aquí permaneció durante cuatro
días, alojándose en la casa de D. Jerónimo Mañas, recibiendo muestras de gran
cariño por parte de las autoridades y de toda la población. Durante su estancia
se procedió a renovar los cargos municipales, siendo nombrado Justicia D. Juan
Antonio Mañas que se había distinguido en la defensa de la ciudad durante el
ataque austracista. Como lugarteniente nombró a D. Juan San Gil, perteneciente
a una familia de acrisolada lealtad borbónica.
El 27 de
mayo de 1876 nació en Borja D. Julio de
Castro Bonel, padre de los hermanos Castro Cardús, siendo bautizado en la
parroquia de Santa María. Cursó los estudios de Derecho en la Universidad de
Zaragoza, donde se graduó a los 19 años de edad. Al ser nombrado Gobernador
General de Filipinas D. Vicente Girauta, que había sido su padrino de bautismo,
le propuso acompañarle hasta allí. Sin embargo, en el último momento el nuevo
Gobernador cayó enfermo, debiendo aplazar el viaje, a pesar de lo cual quiso
que Julio de Castro lo realizara para preparar su llegada que nunca llegó a
tener lugar, dado que D. Vicente Girauta falleció a los pocos días.
Julio de
Castro se encontró allí en una situación extraña, solo y desamparado, cuando la
insurrección cobraba fuerza. De hecho fue capturado por los rebeldes junto con
otro aragonés, D. Galo Ponte, que más tarde llegó a ser Ministro de Gracia y
Justicia. Tras un penoso cautiverio de trece meses, pudieron escapar a bordo de
una pequeña embarcación. Curiosamente, estuvo a punto de tener que regresar a
Filipinas, ya que el Gobierno decidió encomendarle la misión de poner fin a la
situación planteada por los heroicos defensores del fuerte de Baler. Al final
marchó con este fin un religioso dominico, continuando Julio de Castro
desempeñando el puesto alcanzado en la Delegación de Hacienda de Huesca, ciudad
en la que contrajo matrimonio y nacieron sus cuatro primeros hijos, Santiago,
Julio, Carmen y Matilde. La familia siguió residiendo en Huesca mientras él
desempeñó diversos cargos en las Delegaciones de Hacienda de Toledo, Ciudad
Real y Segovia, así como en la Ordenación de Pagos del Ministerio de
Instrucción Pública. Finalmente, se establecieron en Madrid, donde nacieron sus
tres hijos menores, Enrique, Fernando y Pilar, aunque todos los veranos pasaban
sus vacaciones de verano en Bulbuente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario