Cuando
el 19 de diciembre pasado publicamos un artículo sobre el Patrimonio Artístico
de Boquiñeni, incluíamos entre los atractivos turísticos del municipio a la
llamada “barca” reconstruida hace unos años y que permitía el cruce del Ebro.
Lamentablemente, la embarcación ya no existe pues fue arrastrada por la
corriente durante la riada de enero y terminó embarrancada y destruida en la
zona de la finca de Santa Inés, dentro del término municipal de Alagón, aunque
algunos de sus restos llegaron incluso al pozo de San Lázaro en Zaragoza.
Terminaba
así sus días el principal símbolo de la localidad, pues figura en su escudo
heráldico, en cuya recuperación se habían invertido cuantiosos recursos.
Desde
mediados del siglo XIX, al menos, está documentada la existencia de la llamada
“barca del Carladero”, un pontón que permitía la comunicación entre las
localidades de Pradilla de Ebro y Boquiñeni. Se mantuvo en servicio hasta
principios de los años 80 del pasado siglo, cuando la construcción de nuevos
puentes fue restándole utilidad, quedando abandonada en el cauce, donde el río
la fue enterrando, poco a poco, hasta cerca de dos metros de profundidad.
En
enero de 2000, se constituyó en Boquiñeni la Asociación de Amigos de la Barca
de Boquiñeni (ADABAR-BOQUIÑENI), con el propósito de recuperarla y volver a
ponerla en servicio. En principio, se intentó extraer la primitiva embarcación
por lo que, el primer año, un entusiasta grupo de voluntarios, pertenecientes a
la citada asociación, comenzó a excavar en el río, llegando a desenterrar la
embarcación. Con la llegada del invierno y el aumento del nivel del río, la
zona excavada quedó anegada, haciendo imposible la continuación de los
trabajos.
Ese
compás de espera fue utilizado para recabar información sobre embarcaciones
similares y el levantamiento de planos, con las medidas que ya habían sido
tomadas, los cuales fueron realizados por el Catedrático de
Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras de la Universidad de
Zaragoza y vecino de Boquiñeni D. Luis Gracia Villa.
En
2001, se recabó la ayuda del Regimiento de Pontoneros y Especialidades de
Ingenieros nº 12, con sede en Monzalbarba, para que, con los medios adecuados,
procedieran a la extracción de la “barca”. Una unidad del citado regimiento se
trasladó a Boquiñeni pero fue imposible izar la embarcación al remolque dispuesto
para su transporte ya que, debido a su mal estado de conservación, se deshacía
al menor roce. Sólo pudieron recuperarse dos cuadernas, varios corvos y
diversos elementos de la clavazón que fueron conservados para su exhibición en
un proyectado Museo del Ebro.
Fue, entonces, cuando aprovechando los planos elaborados se tomó la decisión de acometer la construcción de una réplica, con una eslora de 19,07 metros y una manga de 5,76 metros, medidas similares a la original que tenía 18,90 metros de eslora y 6 de manga. Los entusiastas miembros de la Asociación habilitaron un almacén de la localidad para que hiciera las veces de atarazana y lo dotaron de la maquinaria precisa, con materiales reaprovechados.
Lo
primero que construyeron fue un remolque que sirviera como soporte para la obra
y que, posteriormente, permitiera su transporte al río. Para ello utilizaron
unas vigas procedentes de la antigua báscula municipal. Después se inició el
acopio de la madera de pino, haya, abeto y pino que se utilizó para ir dando
forma a la "barca” durante los fines de semana, con la colaboración de Dª
Damaris Alonso, una restauradora que tiene su taller en Boquiñeni. A pesar de
la aportación desinteresada de mano de obra, el coste del proyecto se evaluaba,
inicialmente, en unos 72.150 Euros, al que contribuyeron diversas entidades con
algo más de 20.000, intentando recabar el resto la Asociación con las
contribuciones de sus socios y los beneficios obtenidos a través de diversas
iniciativas.
Finalmente,
en 2003, la embarcación, bautizada con el nombre de “Virgen del Rosario”, fue
transportada hasta el Ebro y botada en sus aguas. Antes fue preciso construir
los embarcaderos en ambos orillas, tras obtener los correspondientes permisos.
En tres ocasiones tuvieron que volver los miembros del Regimiento de Pontoneros
para recabar los datos necesarios, en relación con la profundidad, corriente y
emplazamiento del paso, y realizar el preceptivo informe.
Todo
ello provocó que la entrada en servicio, prevista inicialmente para el Dia de
San Jorge, se demorara hasta el 27 de septiembre de 2003. En el acto estuvieron
presentes el Presidente del Gobierno de Aragón, D. Marcelino Iglesias, y el de
la Diputación Provincial de Zaragoza, D. Javier Lambán, junto con numerosas
personas.
Poco
a poco, la embarcación se fue deteriorando y en 2009 fue retirada del servicio
para someterla a las necesarias obras de reparación. El 19 de agosto de 2011
volvió a ser botada, utilizando dos grandes grúas y tendiendo, de nuevo, la
sirga que facilita el cruce del río. Unos meses antes, habían finalizado las
obras de mejora del camino que conduce al embarcadero, con un presupuesto de
56.699 Euros, aportados por la Diputación Provincial de Zaragoza.
La
riada de este año acabó con las ilusiones empeñadas en el proyecto y la
importante inversión realizada para su recuperación.
Ahora,
en nuestra visita a Boquiñeni, hemos podido ver los restos de los embarcaderos con
la sirga caída, el remolque utilizado para su transporte abandonado en la
orilla y el cartel que se instaló con el lema “Navega… y disfruta”.
Es una pena ver como se ha llevado el agua el trabajo y la ilusión de las gentes que quisieron recuperar parte de la historia cotidiana y el modo de vivir de los antepasados.
ResponderEliminarSin embargo, en honor a la verdad histórica, tengo que hacer una corrección a la información de esta página.
La Barca del Carladero de Boquiñeni fué siempre utilizada por los agricultores para acceder a trabajar a los campos así denominados "El Carladerdo" situados aguas abajo de Boquiñeni en el otro lado del Ebro. Nunca fue para el paso a Pradilla, que está situada aguas arriba del Ebro de la localidad boquiñenera.
Para el paso del río Ebro de Pradilla a Boquiñeni y de allí a Zaragoza por el Camino Real y demás trayectos existió, desde tiempos muy antiguos, el paso de la barca de Pradilla propiedad a través de la historia, de señores feudales de Pradilla, su ayuntamiento o particulares arrendatarios que ofrecían este servicio.
El hecho de situar la reconstruida barca de Boquiñeni en el paso de Pradilla fue consensuado por la asociación Adabar y el ayuntamiento de Pradilla, puesto que el Carladero, que era su lugar propio quedaba alejado de los pueblos y caminos que la pudieran hacer útil.