Continuando
nuestro recorrido por el Museo de la Colegiata de Borja, vamos a comentar hoy
una obra que se encuentra situada en la sala III, muy cerca de la copia de la
“Madonna de Montalto” a la que nos referimos en un artículo anterior.
En
este caso se trata de un óleo sobre lienzo, de 64 x 47 cm, de autor desconocido
y datado en la segunda mitad del siglo XVII, que representa a “Nuestra Señora
de Belén”, como se detalla en la cartela que aparece en la parte inferior del
cuadro.
Es
una representación en la que la Virgen estrecha contra su pecho al Niño que,
con su mano derecha acaricia el rostro de su Madre. Ambos ciñen corona real.
Este
modelo iconográfico está inspirado en iconos bizantinos de la llamada “Panagia
Eleousa” o “Virgen de las caricias” que tuvieron amplia difusión y en los que
el Niño puede aparecer a la izquierda o a la derecha de María.
Pero
el antecedente más próximo de la obra que estamos comentando fue, como señaló la
Profª Lacarra en el catálogo de la exposición “María en el Arte de la ciudad de
Borja”, organizada en 1989, el lienzo que pintó Francisco Camilo para una de
las capillas de la iglesia de San Juan de Dios de Madrid en 1662.
Francisco Camilo (1615-1673) era hijo
de un pintor florentino que llegó a España para trabajar en el monasterio de El
Escorial. Se formó con el pintor Pedro de las Cuevas, con quien se había casado
su madre en segundas nupcias. Sus obras son, fundamentalmente, de temática
religiosa, aunque entre su producción se encuentra también esta copia del
retrato de la reina Dª Patronila y su esposo el príncipe Ramón Berenguer IV que
Filippo Ariosto había realizado, en 1586, para la Diputación General del Reino.
Con
el lienzo de la Virgen de Belén que, como hemos señalado, pintó para la iglesia
de San Juan de Dios alcanzó gran popularidad y se hicieron numerosas copias del
mismo o inspiradas en él, aunque el original desapareció, lamentablemente, al
ser incendiada la iglesia, en 1936, junto con otros muchos templos madrileños.
Una muy conocida es la
que se conserva en el monasterio del Corpus Christi de Madrid, pues participó
en la exposición “Clausuras. Tesoros artísticos en los conventos y monasterios madrileños”
que, en 2007, organizó la Comunidad de Madrid en la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando y que, posteriormente, viajó a Barcelona. En la imagen
superior, procedente de la revista Alfa y
Omega, no aparece el magnífico marco rococó que tiene.
Este lienzo pertenece al convento de religiosas
franciscanas clarisas de Astudillo (Palencia) y ha sido restaurado
recientemente.
No es el único caso. Esta otra imagen corresponde a
un trabajo efectuado por CuetoEstudio, una empresa madrileña que cuenta con un
laboratorio de restauración junto con un estudio de Arquitectura de dilatada
tradición.
Por otra parte, en 2009, fue subastada en la Sala
Durán de Madrid esta copia que, según la información difundida, fue realizada
por el pintor Gabriel de la Corte (1648-1694) que ofrece la particularidad de
estar orlada con flores, muy al gusto de la época.
Podríamos citar otros muchos ejemplos, incluso en
América, donde fue adoptada como patrona por la Orden de los Hermanos de
Nuestra Señora de Bethlehem, fundada en Guatemala, en 1656, por San Pedro de
San José Betancourt, nacido en la isla de Tenerife y canonizado en Ciudad de
Guatemala en 2002. Pero ciñéndonos a la obra que se exhibe en nuestro museo,
debemos señalar que, tradicionalmente, ha sido relacionada con la ermita de
Nuestra Señora de Belén, construida por disposición testamentaria del ilustre
borjano D. Juan de Coloma (1442-1517), secretario de los Reyes Católicos.
Lógicamente, no pudo ser la titular primitiva de ese
templo que se levantaba en la actual calle de Belén y cuya espacio fue
incorporado a la llamada “casa de los Magallones”, recientemente vaciada para
levantar un nuevo edificio. El lienzo actual fue pintado más de 100 años
después y su encargo pudo coincidir con la popularidad que esa ermita llegó a
alcanzar entre los borjanos a mediados del siglo XVI, lo que no fue obstáculo
para que, poco a poco, la ruina amenazara su supervivencia, teniendo que ser
clausurada en 1781 y finalmente derribada en 1811. El
cuadro pasó a la colegiata de Santa María, hasta su traslado al museo, aunque
siempre nos ha planteado dudas el origen del mismo ya que es demasiado pequeño para
presidir el retablo mayor de la ermita en la que, supuestamente, estaba. Se da la circunstancia, además, de que en
Santa María existe otro lienzo de las mismas características, aunque de menor
tamaño, conservado en el antiguo archivo de la colegiata.
Al margen de lo expuesto, la calidad de esta obra
hace aconsejable proceder a su restauración, ya que se encuentra muy oscurecida
y el resultado sería espectacular. Mientras tanto, invitamos a nuestros
lectores a detenerse ante ella, cuando visiten el museo, dedicando un recuerdo
a D. Juan de Coloma, uno de los más destacados borjanos de toda la historia, al
que Borja dedicó una calle a mediados del siglo XX y dio su nombre al Colegio
Libro Adoptado que, al ser transformado en Instituto, fue absurdamente reemplazado
por el de “Juan de Lanuza” que frente, a sus indudables méritos, presenta el
pequeño inconveniente de que no nació aquí y un dato más significativo ya que,
en su enfrentamiento con Felipe II, Borja se manifestó a favor del monarca, y
abandonó al joven Justicia de Aragón.
Mi enhorabuena no sólo por los artículos, sino por el interés en dejar constancia de la riqueza comarcal de que somos, la mayoría, ignorantes. Se me ocurre una "asignatura pendiente" que no estaría de más incluir en la programación académica de nuestros infantes y que titularía "Cul-tuya".
ResponderEliminarSi no conocemos nuestro pasado ¿cómo vamos a defender nuestro presente y programar el futuro?.
Extraordinario arte, para nuestros relevos generacionales.
ResponderEliminarMe sirve mucho para mi trabajo de Evangelización
¡¡¡¡Paz y Bien¡¡¡¡
Gracias