En
la Sala III del Museo de la Colegiata de Borja se encuentra este pequeño
retablo que, en la actualidad, tiene como titular a una imagen del Niño Jesús y
al que queremos dedicar hoy nuestra atención.
Cuando
se proyectó el museo se quiso mostrar en él algunos ejemplos de retablos de
diferentes épocas. No era una tarea fácil ya que, lógicamente, ni se iban a
desmontar los que se encontraban en otros lugares ni el espacio disponible
hubiera permitido acoger una obra de grandes dimensiones.
Afortunadamente,
para la etapa barroca contábamos con este pequeño retablo que había sido
utilizado como expositor en la iglesia del antiguo convento de dominicos, de
donde fue trasladado a Santa María cuando se transformó en Auditorio Municipal.
En
realidad, no formaba parte del retablo original del convento, de
características diferentes y que, además, nunca fue dorado, cosa que sí ocurre
en este otro. En cualquier caso, sus columnas salomónicas con de decoración de
uvas, tan frecuente y los restantes motivos de su mazonería servían, muy bien,
para el cometido pretendido.
Para
completarlo se decidió colocar en su hornacina central una imagen del Niño
Jesús que era compatible con el programa de la sala, dedicada a la Virgen como
acompañante de Cristo en el Misterio de la Redención, atendiendo además al
valor sentimental de la pequeña imagen.
Se
trata de una representación de los llamados “Niños de la bola” un modelo
iconográfico que se popularizó a partir del siglo XVI. Son imágenes de bulto en
las que el Niño aparece desnudo, generalmente con los cabellos rubios y con la
mano derecha en actitud de bendecir mientras que, en la izquierda, sostiene la
bola que representa al orbe, rematado con una cruz. Se les solía recubrir con
vestiduras regias, ricamente bordadas y manto.
A
este modelo responde el “Niño Jesús de Praga” que se venera en la iglesia de
Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua de esa ciudad. Se trata de
una imagen de cera, de procedencia española, famosa por los numerosos milagros
que se le atribuyen.
La
imagen del Museo de la Colegiata es la que llevaban, en andas, los niños de
Primera Comunión, como puede verse en esta fotografía en la que aparece, en
segundo término, D. Felipe Villar Pérez, párroco de Santa María durante muchos
años. En estas procesiones que tenían lugar el día de las Primeras Comuniones,
diferente en cada parroquia, las niñas llevaban otra peana con una imagen de la
Virgen.
En
la parroquia de San Bartolomé se utilizaba otra imagen, como puede verse en
esta fotografía. A la derecha de ella aparece el párroco D. José María Martínez
Aroz y, a la izquierda, uno de sus más distinguidos monaguillos, fácilmente
identificable así como otras personas otras
muchas personas.
En
este caso, la imagen es de producción industrial y se conserva todavía en la
iglesia edificada sobre el solar de la antigua parroquia.
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