Al
final de la Sala V del Museo de la Colegiata de Borja, se encuentra esta traza
que corresponde al proyecto de reforma del retablo mayor de la colegiata,
realizada en el siglo XVIII por el escultor Santiago Marsili. El documento se
conserva en el archivo de la colegiata, siendo una reproducción del mismo lo
que se expone en el museo, para preserva su conservación.
Este
es el estado actual del retablo, tras la remodelación acometida por Marsili
sobre la obra original realizada por los hermanos Gregorio y Antonio de Messa,
a partir de 1684.
La
historia de la misma fue dada a conocer por Luis Sánchez Ruiz, en un artículo
publicado en Cuadernos de Estudios
Borjanos, en 2004. En ese trabajo se documentaron las distintas fases
constructivas y los problemas a los que tuvo que hacer frente el cabildo para
hacer frente al elevado coste de la obra que fue concertada en la cantidad de
2.600 libras jaquesas. De hecho, Antonio murió el 12 de enero de 1710 y, poco
después, falleció su hermano Gregorio, sin que hubieran llegado a percibir la
totalidad de su importe. De la reclamación de la deuda se hizo cargo Feliciana
de la Cruz, viuda de Gregorio, que en 1729 todavía seguía insistiendo para que
se le terminara de abonar lo que aún quedaba pendiente.
La
falta de recursos provocó el que el retablo quedara sin dorar ni policromar,
algo sobre lo que no se ha insistido en los trabajos publicados. Su aspecto
sería, por lo tanto, similar al de retablo mayor de la iglesia de San Pedro
Mártir que nunca fue dorado.
No fue,
hasta 1782, cuando el cabildo se planteó la posibilidad de terminarlo. Como ha
estudiado recientemente Alberto Aguilera Hernández, la forma de llevarlo a cabo
fue objeto de serias controversias. Por ligera mayoría, el cabildo acordó el 23
de marzo de ese año que “se dore el retablo todo el a excepción de las estatuas
que han de ser al natural, sin quitar cosa alguna de talla”. Esta resolución
viene a poner de manifiesto que, tanto la mazonería como las imágenes habían
permanecido con la madera vista, tal como las dejaron los hermanos Messa.
Sin
embargo, el obispo manifestó su desaprobación respecto a ese acuerdo ya que, a
su entender, “contravenía la normativa regia” que prohibía el dorado de los
retablos, por el gasto que suponía y porque, para entonces, habían comenzado a
difundirse las nuevas corrientes artísticas, impulsadas por las Reales
Academias, que postergaban al estilo barroco en el que había sido concedido. De
hecho, se llegó a plantear la posibilidad de solicitar un informe a la Real
Academia de San Fernando.
Tampoco
estaba de acuerdo con la propuesta de dorarlo completamente el principal
mecenas de esta iniciativa, D. Jerónimo Sánchez, que era regidor decano de la
ciudad y, durante varios años, corregidor interino de la misma.
Al
final, se decidió encomendar los trabajos al escultor Santiago Marsili y al
pintor Diego Díaz del Valle que, en julio de 1782, capitularon la obra por un
importe de 960 escudos, de los que Jerónimo Sánchez aportó 600.
De
Santiago Marsili no se conocen demasiados datos de su biografía. Tan sólo que
era de procedencia italiana y que trabajó, fundamentalmente, en Guipuzcoa,
donde estableció tuvo talleres en Andoaín y Villabona. Realizó diversos
retablos y también reformó otros, despojándolos de su “hojarasca barroca”,
simplificando el concepto ornamental, para dar mayor protagonismo a lo
arquitectónico y escultórico, como señalaba María Isabel Astiazaraín Achabal en
un artículo publicado en Anales de
Historia del Arte, en 1989. En la Biblioteca Nacional se conserva la traza
arriba reproducida, correspondiente a la reforma de un retablo no identificado,
que tiene las mismas características que la de Borja, aunque es más vistosa por
haber sido iluminada.
En
el caso que estamos comentando y que fue dado a conocer por la Profª Belén
Boloqui, el dibujo incluye la situación original del retablo de los Messa (a la
derecha) y la reforma propuesta por Marsili (a la izquierda). Como puede
apreciarse las modificaciones, en cuanto a la decoración, fueron importantes.
Pero,
además, hubo otro cambio significativo pues la imagen titular de los Messa fue
reemplazada por esta otra que realizó Marsili, elevándola para enmarcar su
cabeza en el primitivo óculo eucarístico que tenía el retablo.
Sorprendentemente,
se ha conservado el modelo en barro que Marsili presentó al cabildo con su
propuesta para esta nueva imagen. Hoy se puede contemplar, junto a su traza, en
el Museo de la Colegiata.
Respecto
a la imagen de los Messa, inicialmente fue colocada sobre la verja del coro y,
en la actualidad, está situada en una hornacina en el interior de la sacristía.
Esta talla nos ha planteado un problema ya que, si como hemos demostrado, la
policromía de las imágenes del retablo mayor fue obra de Marsili y de su
colaborador Díaz del Valle, cabe preguntarse quién policromó esta Virgen de los
Messa que fue reemplazada por la de Marsili, así como el momento en el que se
acometió este trabajo. Cabe la posibilidad de que se llevara a cabo al mismo
tiempo pero, por ahora, no deja de ser una hipótesis sin documentar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario