El Museo Arqueológico de Borja, en la vitrina 2, exhibe una reproducción
moderna del vaso campaniforme de Mallén
proporcionada amablemente por el Museo de Zaragoza, junto a unos
fragmentos de cerámica campaniforme “internacional” procedentes de Moncín y
recuperados hace años por el Centro de Estudios Borjanos.
Es habitual que los hallazgos arqueológicos más sorprendentes se deban al
azar. Este es caso de la pieza que traemos hoy aquí. Hace de más de cuarenta
años J. Tramullas, vecino de esa localidad, encontró esta vasija mientras
realizaba remociones de tierra con una pala excavadora. Su intuición y su
pronta reacción lograron recuperar esta magnífica pieza hecha hace más de dos
mil trescientos años. Ahora se conserva en el Museo de Zaragoza, al que fue
donada por su descubridor en un acto de civismo digno de resaltar. (www.museodezaragoza.es/prehistoria/).
El vaso original (Foto: José Garrido. Museo de
Zaragoza)
El vaso tiene una altura máxima de 14 centímetros , su
anchura máxima está en la panza que mide 12,7 cm , el diámetro de la
boca es 11,7 cm ,
y el del fondo es de 6 cm .
Tiene un perfil suavemente ondulado y la base es plana. Está bien ejecutado, con
una terminación alisada y brillante y colores que van del ocre rojizo al gris,
si bien predominan tonalidades del marrón claro. La decoración se distribuye
por toda la vasija en ocho bandas horizontales rellenas por un fino puntillado
oblicuo que cambia de orientación alternativamente.
Este tipo de vasos corresponden a la fases más antiguas de la llamada Cultura
del Vaso Campaniforme que se desarrolla
como parte final del Calcolítico entre el 2.500 al 1800 a .C. En concreto, este
ejemplar se encuadra dentro del tipo “internacional”, llamado así por encontrarse
prácticamente el mismo modelo en toda Europa occidental, desde Eslovaquia a
Portugal y desde Gran Bretaña al norte de Italia. En el valle del Ebro el
campaniforme “internacional” es raro respecto a
otras especies más tardías como el “inciso-impreso” o “Ciempozuelos”. En
nuestra comarca tenemos la suerte de contar con los hallazgos de fragmentos en
el poblado de Moncín (Borja) y el magnífico vaso que nos ocupa, lo que es algo
excepcional en el panorama arqueológico
regional.
Aunque no se tienen muchos datos, dadas las circunstancias del hallazgo,
el vaso de Mallén por su óptima conservación debió de pertenecer al ajuar de alguna tumba en fosa, ya que es
muy difícil que una vasija se conserve entera en el contexto doméstico de un
poblado, donde se acumularía como basura abandonada.
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