La
preparación de unas fiestas como las de la cofradía de San Bartolomé entraña
una serie de preparativos. No es el menos importante el de decorar la fachada
de la iglesia, atendiendo al diseño introducido hace pocos años, recordando las
guirnaldas vegetales tradicionales.
Lo
mismo hizo la familia Sánchez Serrate en su domicilio, donde estaban preparados
los típicos roscones que adornan la imagen del Santo y otros elementos de la
cofradía, así como el mayor tamaño que es el que se baila por las calles.
Allí
fueron bendecidos por el Párroco de Borja la víspera del Santo y, seguidamente,
se procedió al traslado de la pequeña urna que con la imagen del Patrón de la
cofradía conservan, en sus casas, los mayordomos de cada año. Un acto circunscrito al ámbito de la propia cofradía
pero que, sin embargo, contó con la presencia del Sr. Alcalde y de otros
miembros de la corporación municipal, que quisieron acompañarles.
El
único roscón que no se ha trasladado la víspera es el de mayor tamaño, ya que
será el protagonista del baile al que hemos hecho referencia. A la hora fijada,
hizo su aparición la mayordoma Dª Felisa Serrate, portándolo sobre una bandeja
recubierta con un bonito paño, en el que aparece bordada la imagen del Santo y
que fue regalado por las mayordomas del año 2005. En esta ocasión, le
acompañaba la niña Lucía Guerrero Lumbreras, a la que le hacía mucha ilusión
participar en el baile, por lo que la mayordoma le preparó otro roscón de menor
tamaño.
Fue
la propia Felisa quien inició el baile, haciéndolo con gran soltura y agilidad.
Seguidamente, lo hicieron otros miembros de la familia, como su hija Soraya
Sánchez Serrate y, como es habitual, fueron incorporándose otras personas.
En
el recorrido, de gran vistosidad, participan la comparsa de gigantes y
cabezudos, así como los danzantes, acompañados por la Agrupación Musical
Borjana.
Como
puede apreciarse en las imágenes el gran roscón pasa de mano en mano y, tanto
hombres como mujeres se atreven a bailarlo. La que no soltó el suyo fue Lucía que, de manera incansable, lo llevó durante todo el trayecto.
Así,
entre el estampido de los cohetes, el repicar de las campanas, la música de la
Agrupación y el ruido de los palos de los danzantes, la comitiva llegó hasta la
antigua iglesia parroquial de San Bartolomé.
El
roscón volvió a las manos de la mayordoma que hizo su entrada en el templo,
junto con el Sr. Alcalde y otros miembros de la corporación municipal, para
depositarlo en la parte delantera de la peana procesional, como es costumbre.
Decorado
de esta forma, lució en la procesión y anteriormente presidió la representación
del dance y paloteado en la plaza del Olmo, acto al que ya hicimos referencia
en un comentario anterior.
Terminamos
haciendo referencia a otros elementos decorativos, como los cuadros que se
cuelgan en las calles, recuperados hace dos años por Javier Sánchez Serrate,
así como esos bonitos arcos que, en alusión al dance, lucían en un edificio de
la plaza del Olmo.
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