Estos
días se ha difundido, en diversos medios de comunicación, la noticia de que la
plaza del Mercado de Borja se ha convertido definitivamente en un espacio
peatonal, impidiendo en ella el estacionamiento de vehículos. Esta decisión del
M. I. Ayuntamiento debe ser valorada muy positivamente, dado que representa la
recuperación de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, tanto por su
historia como por sus características arquitectónicas.
Sería
deseable, ahora, que se acometiera el mantenimiento de las fachadas interiores
de los porches. No es una empresa costosa y, en el pasado, era el propio
Ayuntamiento quien las pintaba periódicamente. No somos ajenos a los problemas
que, en algunas ocasiones, se plantearon pero, mediante la fórmula que se
considere más adecuada es algo que es preciso llevar a cabo para que la plaza
no sólo sea un lugar digno de ser visitado, sino también para facilitar el
surgimiento de aquellos establecimientos que posibiliten un uso habitual,
compatible con el del mercado tradicional y los diversos acontecimientos
culturales que allí se programan.
La
restricción del tráfico rodado en los cascos antiguos de las ciudades siempre
encuentra, al principio, voces discrepantes. Así ocurrió con la plaza de España
y, sin embargo, hoy es un lugar para el disfrute ciudadano que nadie se imagina
llena de vehículos como antaño. Lo mismo ocurre con la peatonalización de las
calles Nueva y Costa, una decisión valiente que, sin embargo, resultó ser
positiva.
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