Ayer
estuvimos en la nueva edición de la Feria de Oficios Perdidos de Lituénigo, ya
la decimosexta, una cita que procuramos no perdernos, dado el interés que
reviste, dado su carácter de “autenticidad”, en la que se muestra la realidad
de un amplio conjunto de oficios que, cada año, reviven los habitantes de ese
municipio del Somontano del Moncayo.
No es
de extrañar, por lo tanto, que fueran numerosas las personas que en la mañana
de ayer recorrieran las calles de la población, contemplando las diversas
demostraciones que se ofrecían, disfrutando además de la cordialidad de los
vecinos que hay que reconocer que se desviven por atender a los visitantes.
Daba
gusto ver varear un colchón, hacer la colada como antaño, trenzar el asiento de
una silla o confeccionar calcetines (peales) con cuatro agujas, entre otras
muchas demostraciones.
Y todo
ello, en calles bien pavimentadas, limpias y con numerosas flores. Merece la
pena visitar Lituénigo y, desde luego, no se pierdan la próxima edición.
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