La iglesia parroquial de Fréscano está dedicada a la Virgen
del Pilar y su retablo mayor lo preside un hermoso lienzo en el que está representada
su venida en carne mortal a Zaragoza. A los pies de María, posada sobre el
Pilar, se encuentran Santiago y los Santos Varones, mientras en la parte
superior un coro de ángeles tañen instrumentos musicales de cuerda.
De ahí, que la celebración del 2 de enero, fiesta litúrgica
de la venida de la Virgen haya tenido gran importancia en esta localidad, siendo
una de las pocas en que se celebra de manera especial. Aunque sigue siendo
fiesta local y se celebra una solemne Eucaristía y procesión, su relevancia era
mayor en el pasado con una Aurora propia que dice:
Las riberas del Ebro
se alegran
porque a Zaragoza, ciudad inmortal,
traen los ángeles aquella columna
y la Virgen viene en carne mortal.
Y no hay que dudar
que a Santiago, su querido Apóstol,
le señaló el sitio donde ha de morar.
San Antón es Patrón de Fréscano y existía una cofradía que
lo tenía por titular, encargándose un miembro de la misma de la organización de
su fiesta cada año el 17 de enero. La
víspera se encendía en la plaza una gran hoguera en la que se asaban patatas y
el día de la fiesta comenzaba con el canto de la Aurora, seguida de Misa y
procesión.
La letra de la Aurora dice:
De las fiestas que
Dios más acepta,
cristiano que me oyes, es la oración,
pues con ella se ahuyenta al demonio
y es medio seguro de salvación.
Y es pura verdad que, con ella, triunfa
del infierno.
Así triunfó alegre San Antonio Abad.
Junto a la iglesia parroquial hay un pilar dedicado al
Santo, en torno al cual se daban las tradicionales vueltas con los animales de
labor, rezando el Padrenuestro.
En
2002, las fiestas se trasladaron a la primera semana de julio, adquiriendo el
carácter de fiestas de verano, pero se sigue celebrando, en su día, la Misa,
procesión (con la peana adornada con roscones) y la bendición de los animales
domésticos junto al pilar.
El día de Jueves Lardero, en lugar del “palmo” que se
consume en otras localidades, en Fréscano era una tortilla de chorizo y
longaniza que se comía en el campo y de la no tenemos imágenes, por la que
insertamos una fotografía tomada al azar.
Una de las tradiciones más arraigadas es la de enramar
balcones y ventanas con ramos de laurel. Antiguamente, los mozos colocaban
también algún detalle en las de sus novias. Era una fiesta participativa en las
que se les ofrecían pastas y bebidas a los que colocaban los ramos.
También se levantan arcos de laurel en diferentes lugares,
especialmente junto a la ermita de Ntra. Sra. de la Huerta ya que, de este
lugar, parte en la mañana del Domingo de Resurrección la procesión llamada de
la “Virgen de los caramelos”.
Se llama así porque la imagen medieval de la Virgen que se
venera en esa ermita, situada a las afueras del casco urbano, revestida con
manto y bajo un baldaquino, es adornada con ristras de caramelos. Sin embargo,
es una tradición relativamente reciente, dado que anteriormente lo que se
colocaba era frutos. Antiguamente, eran los quintos quienes se encargaban de la
decoración.
Al
amanecer del Domingo de Pascua, el párroco retira el velo que cubre y espera a
los fieles que vienen con la Cruz Parroquial al frente y los pendones de la
cofradía de la Virgen del Rosario y de la Virgen del Pilar. Al llegar ante la
imagen, efectúan las “cortesías”, que
son tres inclinaciones de los pendones.
Desde hace unos años participa en el cortejo la Agrupación
de Cornetas y Tambores de la cofradía del Santo Cristo de la Capilla de Ainzón,
encaminándose a la iglesia parroquial, donde permanece hasta el domingo siguiente
en el que vuelve a su ermita, aunque por motivos de seguridad se guarda en otro
lugar durante el resto del año. Los caramelos que adornan la peana son repartidos
entre los asistentes y también se suele distribuir chocolate para todos.
El
9 de mayo, fiesta de San Gregorio Ostiense tiene lugar la bendición de los
campos y las culecas. No tenemos imágenes y hemos recurrido a una publicada, en
su momento, por La Crónica del Campo de Borja,
y a esta fotografía de las “culecas” de Mallén, difundida por su Biblioteca
Municipal, dado que son similares, una torta redonda con un huevo en su
interior, recubierta de azúcar blanco y confites de colores. Esperamos lograr
otras de mejor calidad.
La Virgen del Carmen tiene un altar dedicado a ella en la
iglesia parroquial y existe una cofradía que viene celebrando con gran
solemnidad su fiesta, el 16 de julio, con Misa y procesión.
También debió gozar de gran arraigo la devoción a la Virgen
del Rosario, dado que cuenta con estandarte propio y conservamos el texto de
Auroras dedicadas al Santo Rosario:
Tu devoto del Santo
Rosario
que la aurora oyes alegre cantar,
ven con fe a rezarlo a María,
si el Reino del Cielo quieres alcanzar.
Y allí gozarás de esa gloria
que está reservada
a quien los Misterios viene a
contemplar.
Pero, las grandes fiestas de la localidad son las dedicadas
a Ntra. Sra. del Pilar que comparte el patronazgo con San Antón, aunque de una
forma mucho más intensa y viva.
Entre los actos religiosos organizados, en los que participa
de manera especial la cofradía que la tiene por titular, hay que destacar la
Solemne Eucaristía, con ofrenda de flores, y la procesión que recorre las
calles.
La imagen que, antes era llevada a hombros y, ahora, en
peana sobre ruedas, fue donada por la madre de D. Aureliano Armingol García, un
ilustre Ingeniero de Caminos, nacido en Fréscano el 12 de agosto de 1889, en agradecimiento por haber sobrevivido a la
Guerra Civil y fue restaurada recientemente.
Por la tarde del 12 de octubre tiene lugar el Rosario
General y, al día siguiente, la Misa por los difuntos de la cofradía, como es
práctica habitual en muchos lugares.
No queremos finalizar sin una mención a esta representación
que aparece en el magnífico calendario de la ermita de Ntra. Sra. de la Huerta,
concretamente referida al mes de abril.
En opinión de los especialistas que la han estudiado, es una
una de las escasas representaciones plásticas del “rey pájaro”, un personaje
asociado a una institución medieval presente en muchos lugares que, en Aragón, eran
conocidas con el nombre de “reage” o “reatge”. Se han podido documentar en Magallón,
Mallén y Borja y, en la obra La Tradición Oral del Moncayo se alude a la
costumbre existente en Agón, donde en carnaval, desfilaba un joven vestido de
rey, que pudiera ser una sorprendente pervivencia de esa tradición inmemorial
que el Centro de Estudios Borjanos propuso revivir en Fréscano, por esas circunstancia
singular de que allí se conserve esa preciosa representación iconográfica.
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