A comienzos de junio de 1896 Boquiñeni y Ejea de los
Caballeros se vieron conmocionados por la terrible tragedia acaecida en la
barca-pontón que cruzaba el río Ebro, a la altura de la primera de esas
localidades.
Los periódicos zaragozanos dieron amplia información sobre
lo ocurrido, cuando ya era de noche. Tres pastores de la ganadería de toros de
Ripamilán, llegaron a la margen derecha del río con los mansos con los que habían
llevado a Teruel las reses que se lidiaron en una de las corridas de la Feria
de San Fernando.
Nada más llegar a la orilla, los mansos cruzaron el río a
nado hasta alcanzar el soto, propiedad de D. Javier Ramírez, situado al otro
lado y en el que pastaban habitualmente. Al verlos llegar, el guarda mandó a su
hijo a buscar a los pastores con el pontón, en el que embarcaron los tres con
dos “caballerías menores” que llevaban.
Cuando el pontón se encontraba en mitad de la corriente, las
caballerías se movieron a un lado de la embarcación y la hicieron volcar.
Inmediatamente se hundió, pereciendo los pastores y el hijo del guarda, así
como una de las caballerías, pues la otra se salvó nadando. Los tres pastores
eran de Ejea de los Caballeros donde, al conocer la noticia, el impacto fue
enorme, acrecentado porque, por el momento, o fueron encontrados los cadáveres.
El joven probablemente era de Boquiñeni, aunque no hemos podido confirmarlo.
Al hilo de la noticia nos hemos interesado por otros datos
relacionados con la misma. El primero de ellos es el de la ganadería citada que
había creado en Ejea de los Caballeros, a mediados del siglo XIX, D. Severo
Murillo. Eran toros de encaste navarro, muchos de ellos colorados, cornalones y
difíciles de lidiar. Con antigüedad de 24 de septiembre de 1865, su divisa era
roja y el hierro llevaba la “M” del apellido de su propietario.
En 1874, vendió la ganadería a su primo D. Gregorio de los
Santos Ripamilán que mantuvo la divisa y el hierro y logró que se llegaran a
lidiar en las principales plazas de España. En 1878, D. Gregorio y un sobrino
que le acompañaba fueron asesinados en extrañas circunstancias y la ganadería
pasó a manos de su hermano Victoriano Ripamilán. El 27 de julio de 1890 sus
toros debutaron en la plaza de Madrid, prueba del prestigio alcanzado. Cuando
ocurrió la tragedia de Boquiñeni, la ganadería era propiedad de Dª. Mercedes
Hernández, viuda de D. Victoriano que había fallecido. Fue vendida en 1909 a D.
Manuel Lozano, de Valdelinares (Teruel), aunque en los últimos años, un grupo
de aficionados, ha trabajado para recuperar esta histórica vacada de las Cinco
Villas.
De las dificultades de estos toros, a las que hemos
aludidos, constituye una muestra el que el 15 de octubre de ese mismo año de
1896, uno de sus toros ocasionó la muerte del diestro Juan Gómez de Lesaca, al
alcanzarlo contra las tablas en la plaza de Guadalajara, cuando lidiaba el
primer toro. Tuvo que actuar en solitario su compañero de cartel Emilio Torres «Bombita», porque la corrida no
se suspendió.
No fue la única muerte ocasionada por los toros de Ripamilán
ya que, el 6 de junio de 1901, en la plaza de Bilbao el banderillero Domingo Almansa Fernández “El Isleño” recibió
dos cornadas mortales del toro “Sanjuanejo”.
Otro torero histórico José García “Algabeño” fue cogido por
un Ripamilán en la plaza de Figueras, el 3 de mayo de 1906. Afortunadamente, el
percance se limitó a una herida en el brazo derecho.
Entre los sucesos curiosos protagonizados por
esta ganadería figura el acaecido en Haro, en 1896. La nueva plaza de esa
localidad había sido inaugurada en 1886 con dos corridas, en una de las cuales
se lidiaron toros del hierro de Ripamilán por los diestros “Ostión” y “Guerrita”.
Su presencia en ese coso debió ser frecuente, ya que para el 13 de septiembre
de 1896, se había anunciado otra corrida que, por causas que no conocemos, fue
prohibida dando lugar a tan graves disturbios que el Gobernador Civil se vio
obligado a enviar a 60 guardias civiles
y 110 soldados del Regimiento de Albuera para restablecer el orden.
La primera plaza de toros que hubo en Barcelona fue la
llamada “El Torín”, situada en el barrio de la Barceloneta. Había sido
inaugurada en 1834 y el 14 de abril de 1895, cuando se lidiaban en ella toros
de Ripamilán, el llamado “Molinero”, saltó al tendido, provocando el pánico,
hasta que fue abatido a tiros por el Guardia Civil D. Waldo Vigueras.
Al referirnos a los sotos a los que se dirigían los
cabestros con sus pastores hemos indicado que eran propiedad de D. Javier
Ramírez. Se trataba de Javier Ramírez de Orué, natural de Caspe que en aquel
momento tenía 25 años. Su biografía ha sido dada a conocer por la Asociación
Cultural “El Patiaz”, destacando que fue Alcalde de Tauste y miembro de la
corporación provincial, como diputado de Ejea-Sos, llegando a ocupar la
Presidencia de la Diputación en varios períodos. No pudo conseguir su sueño de
lograr un acta en el Congreso de los Diputados, pero fue nombrado Gobernador
Civil de Valladolid y de Tarragona, en 1922, aunque sólo desempeñó esos cargos
durante pocos meses, cinco en el primero
y dos en el segundo caso.
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