A pesar de la intensa búsqueda que, en su momento,
realizamos para elaborar los tres volúmenes de nuestro Diccionario Biográfico, siguen apareciendo personajes que entonces
nos pasaron desapercibidos. Uno de ellos es D. Félix Giménez Ferrer, que fue
cura regente de la parroquia de Boquiñeni y, posteriormente, párroco de Ainzón.
Había nacido en Zaragoza en 1867 y, tras cursar con
brillantez los estudios eclesiásticos en los seminarios de Belchite y Zaragoza,
fue ordenado presbítero en 1890.
Su primer destino fue como coadjutor de la parroquia de Pina
de Ebro, donde permaneció pocos meses ya que el 3 de octubre de 1891 pasó como
regente a la de Boquiñeni.
El
7 de julio de 1893 fue nombrado regente de Ainzón y, tras superar el
correspondiente concurso, el 6 de julio de 1896 obtuvo la plaza de párroco de
esa localidad, que desempeñó durante diez años.
Su labor pastoral en Ainzón fue muy importante ya que, entre
otras cosas, fundó una Sociedad Obrera de Socorros Mutuos para hacer frente a
la grave crisis social por la que atravesaban sus habitantes, debido a la ruina
de las viñas, como consecuencia de la filoxera, y las pérdidas de otros
cultivos, por las malas condiciones climatológicas.
Nuestro colaborador D. Carlos Urzainqui ha estudiado la
implantación de esas Sociedades de Socorros Mutuos, muchas de las cuales
surgieron a impulsos de la Iglesia.
En 1910, existían en el arciprestazgo de Borja, además de la
de Ainzón, una Caja en Mallén y Sindicatos Católicos en Boquiñeni, Bureta,
Gallur, Luceni, Magallón, Novillas y El Pozuelo de Aragón. Según Urzainqui,
entre 1864 y 1885, llegaron a existir en Borja siete asociaciones de Socorros
Mutuos, la más antigua de las cuales fue la de alpargateros, fundada el 13 de
abril de 1864. La acción de la Iglesia fue aquí posterior, pero también se creó
un Sindicato que dio origen a las actual Cooperativa que, inicialmente, se
llamó Cooperativa Agrícola Católica.
Estando en Ainzón, por Real Orden de 26 de enero de 1899, D.
Félix Jiménez fue nombrado Capellán de Honor y Predicador supernumerario de la
Reina Regente Dª. María Cristina, un alto honor que venía a refrendar su fama
como orador sagrado, llegando a predicar en la capilla del Palacio Real en
varias ocasiones.
Por Real Decreto de 20 de agosto de 1906, fue nombrado
canónigo de la catedral de Lugo, ciudad en la que también ejerció la docencia
en el seminario y fue vocal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad.
Por Real Decreto de 29 de febrero de 1912 fue nombrado
canónigo de la Iglesia metropolitana de Zaragoza y, por otro Real Decreto de 15
de abril de 1920, promovido a la dignidad de Maestrescuela, que desempeñó hasta
su fallecimiento en 1931.
En esta fotografía del archivo del Ayuntamiento de Zaragoza
aparece, a las puertas del Pilar, en compañía del también canónigo D. Vicente
de la Fuente, durante una visita efectuada por la infanta Dª. Isabel de Borbón.
Es el situado tras el policía de la derecha.
La revista Aragón,
a la que pertenece la primera de las imágenes de este artículo, destacó en un
artículo que le dedicó, tras su fallecimiento, la labor que realizó en favor
del Patrimonio Cultural, ya que fue el impulsor de la limpieza del retablo
mayor de la Seo, en la que se “descubrió” que estaba dorado y policromado. Puso
en marcha la visita turística a las dos catedrales y propició la gran
exposición de los tapices de la Seo, que tuvo lugar en la Lonja el año 1928.
Era Comendador con placa de la Real Orden de Isabel la Católica,
condecoración que pende de su cuello en su fotografía, llevando al pecho la
placa y otras condecoraciones de las que sólo hemos podido identificar la Placa
de Honor de la Cruz Roja, de cuya Asamblea Provincial fue Vice-Presidente.
En la citada revista se señalaba que “con su característica
arrogancia y su porte distinguido, era un hombre sencillo, sacerdote sin tacha
y de corazón fundamentalmente bueno, abierto a todos los sentimientos de nobleza
que son característicos de nuestra raza”.
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