martes, 28 de enero de 2020

Recordando a un gran párroco de Ainzón


         A pesar de la intensa búsqueda que, en su momento, realizamos para elaborar los tres volúmenes de nuestro Diccionario Biográfico, siguen apareciendo personajes que entonces nos pasaron desapercibidos. Uno de ellos es D. Félix Giménez Ferrer, que fue cura regente de la parroquia de Boquiñeni y, posteriormente, párroco de Ainzón.
         Había nacido en Zaragoza en 1867 y, tras cursar con brillantez los estudios eclesiásticos en los seminarios de Belchite y Zaragoza, fue ordenado presbítero en 1890.
         Su primer destino fue como coadjutor de la parroquia de Pina de Ebro, donde permaneció pocos meses ya que el 3 de octubre de 1891 pasó como regente a la de Boquiñeni.

El 7 de julio de 1893 fue nombrado regente de Ainzón y, tras superar el correspondiente concurso, el 6 de julio de 1896 obtuvo la plaza de párroco de esa localidad, que desempeñó durante diez años.




         Su labor pastoral en Ainzón fue muy importante ya que, entre otras cosas, fundó una Sociedad Obrera de Socorros Mutuos para hacer frente a la grave crisis social por la que atravesaban sus habitantes, debido a la ruina de las viñas, como consecuencia de la filoxera, y las pérdidas de otros cultivos, por las malas condiciones climatológicas.
         Nuestro colaborador D. Carlos Urzainqui ha estudiado la implantación de esas Sociedades de Socorros Mutuos, muchas de las cuales surgieron a impulsos de la Iglesia.
         En 1910, existían en el arciprestazgo de Borja, además de la de Ainzón, una Caja en Mallén y Sindicatos Católicos en Boquiñeni, Bureta, Gallur, Luceni, Magallón, Novillas y El Pozuelo de Aragón. Según Urzainqui, entre 1864 y 1885, llegaron a existir en Borja siete asociaciones de Socorros Mutuos, la más antigua de las cuales fue la de alpargateros, fundada el 13 de abril de 1864. La acción de la Iglesia fue aquí posterior, pero también se creó un Sindicato que dio origen a las actual Cooperativa que, inicialmente, se llamó Cooperativa Agrícola Católica.
         Estando en Ainzón, por Real Orden de 26 de enero de 1899, D. Félix Jiménez fue nombrado Capellán de Honor y Predicador supernumerario de la Reina Regente Dª. María Cristina, un alto honor que venía a refrendar su fama como orador sagrado, llegando a predicar en la capilla del Palacio Real en varias ocasiones.

         Por Real Decreto de 20 de agosto de 1906, fue nombrado canónigo de la catedral de Lugo, ciudad en la que también ejerció la docencia en el seminario y fue vocal de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad.




         Por Real Decreto de 29 de febrero de 1912 fue nombrado canónigo de la Iglesia metropolitana de Zaragoza y, por otro Real Decreto de 15 de abril de 1920, promovido a la dignidad de Maestrescuela, que desempeñó hasta su fallecimiento en 1931.
         En esta fotografía del archivo del Ayuntamiento de Zaragoza aparece, a las puertas del Pilar, en compañía del también canónigo D. Vicente de la Fuente, durante una visita efectuada por la infanta Dª. Isabel de Borbón. Es el situado tras el policía de la derecha.
         La revista Aragón, a la que pertenece la primera de las imágenes de este artículo, destacó en un artículo que le dedicó, tras su fallecimiento, la labor que realizó en favor del Patrimonio Cultural, ya que fue el impulsor de la limpieza del retablo mayor de la Seo, en la que se “descubrió” que estaba dorado y policromado. Puso en marcha la visita turística a las dos catedrales y propició la gran exposición de los tapices de la Seo, que tuvo lugar en la Lonja el año 1928.
         Era Comendador con placa de la Real Orden de Isabel la Católica, condecoración que pende de su cuello en su fotografía, llevando al pecho la placa y otras condecoraciones de las que sólo hemos podido identificar la Placa de Honor de la Cruz Roja, de cuya Asamblea Provincial fue Vice-Presidente.
         En la citada revista se señalaba que “con su característica arrogancia y su porte distinguido, era un hombre sencillo, sacerdote sin tacha y de corazón fundamentalmente bueno, abierto a todos los sentimientos de nobleza que son característicos de nuestra raza”.

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