La ermita del Sepulcro de Borja ha sido objeto de varios
robos en el transcurso de su existencia. Uno de ellos acaeció en enero de 1892.
Teníamos noticia de él, a través de una breve referencia que Rafael García
incluyó en su obra Datos cronológicos
para la historia de la M. N. M. L. y F. ciudad de Borja.
En el apéndice dedicado a esa ermita señalaba: “Por el año
1892 fueron robados dos o tres lienzos de escaso valor que representaban
escenas de la Pasión, a cuyo efecto los ladrones abrieron un boquete por la
pared interior del corralito que da al camino”.
Ahora, gracias a las facilidades que ofrece el buscador del Diario del Alto Aragón, hemos podido
acceder a la edición del 14 de enero de 1892 de El Diario de Huesca, en cuya página 4 se reproduce la requisitoria
publicada el día anterior en el Boletín
Oficial de la Provincia:
“Orden de busca y detención de las personas en cuyo poder se
encuentren, si se consideran autores o cómplices de su robo, los lienzos
sustraídos de una ermita de Borja, que se detallan a continuación:
Seis lienzos apaisados, representando escenas de la Pasión
del Señor, cuyas dimensiones son de unos dos metros de anchura por uno de alto;
un lienzo de unos 772 milímetros, con el retrato de D. Bernardo Polo, fundador
de la ermita; y tres lienzos más pequeños que no se recuerdan sus asuntos, pero
refiérense a actos religiosos”.
La noticia es importante, dado que las consecuencias del
robo fueron mayores que las citadas por Rafael García. Por un lado no eran “dos
o tres” los cuadros que se llevaron los ladrones, sino seis lienzos de
considerables dimensiones (2x1 metros) con escenas de la Pasión, que debían
cubrir todas las paredes de la ermita. Junto con ellos otros tres cuya temática
no supieron describir en Borja (escasa atención prestaban a nuestro patrimonio)
y lo más significativo era la desaparición del retrato de Bernardo Polo, el
fundador de la ermita que, ahora, tendría un interés muy especial.
Bernardo Polo, que era un modesto sastre del cabildo de la
colegiata, además de impulsar la construcción de la ermita fue quien encargó a
Gregorio de Mesa la imagen de terracota de Cristo yacente que allí se veneraba.
El Dr. Aguilera ya había encontrado en antiguos inventarios, referencias a ese
retrato cuyo triste final hemos conocido ahora.
Como hemos comentado no fue el único robo perpetrado allí.
En nuestra época desaparecieron otras obras de Arte que allí se colocaron para
reemplazar a las sustraídas en 1892 y también las molduras de madera dorada que
orlaban el camarín.
De ahí, que se tomara la decisión de retirar todos los
objetos de valor, entre ellos la imagen de Cristo que actualmente se muestra en
el Museo de la Colegiata, donde constituye una de las obras de mayor interés.
Todo lo que, actualmente, hay en la ermita son
reproducciones fotográficas y un vaciado del Cristo, dado que es objeto de
especial veneración en la tarde del Domingo de Resurrección, con ocasión de la
tradicional Salve Galana.
Queremos destacar la importancia que tiene la consulta de la
prensa regional como fuente de información. En nuestro caso, hemos encontrado,
consultando la página citada otras muchas noticias de interés que iremos dando
a conocer.
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