Cuando hace cinco días comentamos la necesidad de prever el suficiente número de enterramientos en aquellas localidades en los que sus reservas son escasas, de nuevo volvieron a tacharnos de alarmistas e, incluso, hubo quien comentó que los fallecidos a consecuencia de la epidemia son incinerados, por lo que no se requieren nichos.
Sin
embargo, la realidad termina por imponerse y ayer, Heraldo de Aragón daba noticia de que el Ayuntamiento de Zaragoza
se había visto obligado a licitar con urgencia la construcción de 730 nuevos
columbarios, ante el incremento de las incineraciones por culpa de la pandemia y
ello, a pesar de que en Torrero quedan todavía 300 columbarios sin ocupar,
aunque es previsible que de continuar la actual situación se agoten antes de
que acabe el invierno. El mismo problema existe en otras localidades que,
probablemente, obligará a adoptar medidas semejantes.
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