La Institución “Príncipe de Viana” nos ha remitido los últimos números de las dos excelentes revistas que edita. Una de ellas es Príncipe de Viana, cuyo nº 275 tiene carácter monográfico, dedicado a “Las bibliotecas de Navarra: acceso a la información y el conocimiento”.
En él
se incluyen artículos sobre las más importantes bibliotecas de esa localidad,
junto con un estudio sobre el impacto socioeconómico de las mismas.
Nos ha
interesado especialmente el referido a la biblioteca taurina de José Luis
Ibarra y su donación a Navarra, que firman Juan Francisco Elizarri y Fernando
Cirauqui. Juan Francisco Elizarri es también el autor de otro artículo sobre el
patrimonio cinematográfico y audiovisual en la Biblioteca y Filmoteca de
Navarra, mientras que Roberto San Martín informa sobre el Catálogo Colectivo
del Patrimonio Bibliográfico de Navarra, un tema que nos preocupa
especialmente, dado que el esfuerzo que representó la puesta en marcha del
CCPBE hubiera requerido una constante actualización, incorporando fondos que,
en su momento, no fueron tomados en consideración.
La
otra revista es el nº 93 de Cuadernos de
Etnología y Etnografía de Navarra que conmemora su 50 aniversario. En sus
430 páginas incluye una serie de artículos, todos ellos de interés, entre los
que queremos destacar por tratarse de un tema al que hemos dedicado especial
atención en nuestro Centro, el trabajo de Ricardo Urrizola sobre “Juglares,
danzas y torneos en la Iruña del siglo XVI”.
Koldo
Colomo cataloga y estudia nueve estelas funerarias medievales que presentan la imagen
del crismón en su iconografía. Se da la circunstancia de que, en otro trabajo,
Joxep Irigaray informa sobre la recuperación del uso de estelas discoidales en
Auritz/Burguete, aunque con iconografía diferente.
No
queremos dejar de mencionar el artículo de Ricardo Gurbindo sobre “Fajeros
pamploneses: de oficio humilde a solemne cometido”. Ese término de fajero se
aplicaba a quienes fabricaban fajas, pero también a las personas que cargaban
bultos y se ceñían con esa pieza de tela para aliviar su esfuerzo. Se da la
circunstancia de que la imagen de San Fermín que procesiona el día de su
fiesta, inicialmente portada por sacerdotes y luego por estudiante, terminó
siendo llevada por miembros del gremio de fajeros y con ese nombre se sigue
conociendo a los que ahora desempeñan ese cometido.
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