En el centro de la bahía de Mahón se encuentra el pequeño islote, conocido como “isla del Rey”, ya que fue allí donde desembarcó el rey Alfonso III de Aragón para iniciar la reconquista de Menorca.
Durante la primera dominación inglesa,
el gobierno británico expropió los terrenos de la isla a sus propietarios para
construir un hospital naval que estuvo en servicio entre 1711 y 1771.
Fue en el transcurso de la segunda dominación
cuando se levantó un nuevo hospital, cuya primera piedra fue colocada el 30 de
octubre de 1711. Las obras finalizaron en 1776 y, desde entonces prestó servicios
sanitarios hasta 1964 en el que sus instalaciones fueron trasladadas a la
ciudad de Mahón.
El gran edificio quedó abandonado,
iniciando un proceso de ruina, mientras la maleza cubría toda la isla. En 1973,
el Ayuntamiento de Mahón adquirió la isla y la cedió al Estado para construir
un Parador Nacional. El proyecto fracasó, así como el intento realizado, en
1985, para convertir el antiguo hospital en un hotel privado.
Finalmente, en 2004, el general D. Luis Alejandre Sintes,
puso en marcha la Asociación de Amigos de la isla del Rey que, al año
siguiente, se convirtió en la Fundación Isla del Rey, a la que el Ayuntamiento
cedió el uso de los 41.000 metros cuadrados de la isla.
Fueron los
voluntarios de la Fundación quienes asumieron la titánica tarea de restaurar
todo el complejo hospitalario, logrando salvar ese magnífico edificio y su
entorno.
Las salas interiores del edificio han sido acondicionadas para acoger, entre otras cosas, una importante biblioteca de temas médicos, con obras donadas por diferentes profesionales.
En otras se han recreado las salas de
hospitalización, la botica o los laboratorios, conservando también una notable
colección de instrumental médico y quirúrgico.
Se ha recuperado la capilla católica
dedicada a San Carlos Borromeo y la estructura de la capilla anglicana que
tenía como titular a San Jorge. Hay otros espacios temáticos a los que nos
gustaría dedicar un artículo más adelante.
Frente al hospital, se ha instalado en el llamado “Edificio
Lángara” cedido por la Fundación, con la autorización del Ayuntamiento, la
galería de Arte Hauser & Wirth, que no pudimos visitar pero que, en el
corto espacio de tiempo que lleva funcionando, ha logrado atraer a un
importante número de personas.
Uno de los aspectos más interesantes de
la galería es el ajardinamiento de todo su entorno que ha sido llevado a cabo
por el famoso paisajista Piet Oudolf, con un resultado muy llamativo. En la
parte posterior se abre un espacio arbolado en donde la Fundación nos ofreció un
refrigerio al atardecer, preparado en el restaurante de la galería que está
regentado por un aragonés.
Hay también varias esculturas. Una de
ellas era una gigantesca araña que ya nos alarmó al llegar, dado su aspecto
amenazante. Como era lógico, logró capturar a una inocente joven que se atrevió
a acercarse y fue necesario el concurso de varias personas para lograr rescatarla
de un trágico final.
Además, junto al embarcadero por el que
se accede a la isla, la Armada Española dedicó en 2011 un monumento a “los
marinos de todos los países que murieron o sanaron en este hospital”.
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