El recorrido por Añón suele discurrir por los lugares habituales: el castillo, la iglesia, el frontón, el Centro de Interpretación y el arco que conduce a las cuevas del Rey. Por ese motivo, pueden pasar desapercibidos otros lugares bonitos, como esta casa rural que puso en marcha Javier de Pedro.
No teníamos fotos de ella y las hemos
conseguido ahora del exterior, aunque también el interior merece la pena, por su
bonito diseño y el singular aprovechamiento de los espacios.
No lo hemos llegado a ver pero ya, en
este blog, dimos a conocer las fotografías que, en su momento, nos facilitó
Ramón de Pedro, hijo del recordado artista que creó allí el proyecto Imaginañón.
Frente a ella hay otra casa muy bien
restaurada, de donde parte una calle que discurre por debajo de las antiguas
murallas, con unas vistas impresionantes del valle del Huecha.
Desde allí puede verse el curioso y
bien ordenado huerto existente debajo y contemplar los característicos muros de
la arquitectura tradicional de la zona, formados por piedra sin enlucir.
En el interior del casco urbano hay
edificios que se asemejan, aunque han introducido elementos que son más propios
de otras regiones. También podemos encontrar espacios tan curiosos como este “Rinconcico
del tío Pascual” con las plantas aún protegidas por el frío que hacía cuando lo
fotografiamos pero que mejora notablemente en estación más propicia.
Lo que nos sorprendió a orillas del
Huecha es encontrar algunas casetas con un peculiar diseño que ponen de manifiesto
la imaginación de sus propietarios. No hay nada que les impida hacerlo, salvo
la regulación sobre el tamaño de las mismas, aunque en otros países hasta las
construcciones agrícolas deben ajustarse a un diseño establecido para lugares
como el que nos ocupa.
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