Finalizamos la entrega de
los reportajes que habíamos preparado con motivo de nuestro viaje a Menorca,
con el del recorrido por las calles de Ciudadela (Ciutadella) que fue la
capital de la isla hasta la primera ocupación inglesa. Sigue siendo, con 30.600
habitantes la mayor ciudad y sede de su obispado.
En el rápido recorrido que efectuamos por sus calles, pudimos disfrutar de los numerosos monumentos que la jalonan. El recorrido lo iniciamos en la plaza del Borne (Plaça des Borns), presidida por el impresionante monumento a las víctimas del ataque turco de 1558. Es un obelisco de 22 metros de altura que recuerda uno de los días más aciagos de la historia de la isla y de España. En torno a la parte inferior del mismo, unas lápidas llevan la inscripción: “Pro aris et focis hic sustinuimus usque ad mortem” (Por los hogares y por la patria, aquí resistimos hasta la muerte).
Porque el 9 de julio de
1558, una poderosa flota turca de 140 buques, mandada por Pialí Bajá
(1515-1578), tras fracasar en su intento de tomar Mahón (que ya había sido
saqueada por Barbarroja en 1535), atacó Ciudadela que, con escasas fuerza,
decidió resistir. Lo hizo durante nueve días, al cabo de los cuales la ciudad tuvo
que capitular, cuando habían muerto más de 1.000 personas. El saqueo fue terrible
y muchos de los defensores (hombres y mujeres) fueron ejecutados, mientras que
otros 3.452 fueron llevados cautivos a Estambul.
Recordado como el “año de la
tragedia” sus consecuencias fueron tan terribles que se pensó en abandonar la ciudad,
ante el descenso de su población y la destrucción de todos sus edificios.
Entre los edificios de esta
plaza, destaca el palacio Torre-Saura, sin duda el más importante de la ciudad.
Fue mandado construir por D. Bernardo Ignacio de Olives y de Olives, creado
conde de Torre Saura por Fernando VII el 7 de octubre de 1818. Como expresión
de su nueva condición, el conde encargó al arquitecto D. Ildefonso Hernández el
diseño de un palacio que fue inaugurado en 1839, respondiendo a un diseño que
se inspiraba en el neoclásico francés. Allí se alojó Isabel II durante su
estancia en la isla, cuando vino a conocer las obras de la fortaleza de la
Mola, como ya comentamos. La entrada principal del palacio no da a la plaza y
la hermosa portada de la imagen corresponde al acceso de carruajes a su
interior.
Separado del Palacio de
Torre-Saura por la calle Mayor, se alza el palacio Salort (la antigua Casa
Martorell) que, en la actualidad también es propiedad del conde de Torre Saura.
Su construcción había finalizado en 1813 y sirvió de inspiración para el otro
con el forma un conjunto de enorme interés.
Al otro lado de la plaza,
sobre las murallas, se levanta el edificio de la Casa Consistorial. Era el
antiguo palacio del Gobernador que, en 1865, fue cedido al ayuntamiento de
Ciutadella. Entonces, se acordó adaptarlo, siendo adaptado de acuerdo al
proyecto elaborado por el arquitecto
catalán Enric Sagnier i Villavecchia. Las obras se prolongaron durante muchos
años y no fue inaugurado hasta 1925.
Cerrando uno de los lados de
la plaza se encuentra el edificio del Teatro del Born, construido entre 1873 y
1875, según proyecto del arquitecto D. Ramón Cavaller Gelabert. Durante mucho
tiempo fue gestionado por el Círculo Artístico de Ciudadela. En 1984 fue
adquirido por el Ayuntamiento, siendo rehabilitado por un grupo de prestigiosos
arquitectos integrado por Oriol Bohigas, Josep María Martorell y David Mackay,
pero hubo que cerrarlo en 2006 por problemas estructurales. Finalmente, tras
nuevas reformas llevadas a cabo por el arquitecto Josep María Forteza, pudo ser
reinaugurado en 2011.
La catedral de Santa María
fue mandada construir por el rey Alfonso III de Aragón, tras la conquista de
Menorca, sobre la antigua mezquita. De estilo gótico sufrió numerosos daños
durante el asalto turco a la ciudad y fue saqueada en la guerra civil. Su
estado actual es fruto de la completa restauración a la que fue sometida en
1986.
Recorrer las calles de la ciudad es una
delicia, tanto por el cuidado aspecto que presentan como por los monumentos y
edificios que las jalonan.
En el carrer de Ses Voltes, encontramos el
monumento dedicado a “Es Be” (el cordero), que simboliza a San Juan Bautista,
al que están dedicadas las impresionantes fiestas que Ciutadella celebra todos
los años en torno al 24 de junio, todo un acontecimiento social que congrega a
numerosas personas llegadas de todas partes. El monumento es obra del escultor
Matias Quetglás y fue colocado en 1986.
No disponíamos de demasiado tiempo para
admirar la amplia oferta cultural de la ciudad, pero aún pudimos pasar con rapidez
por la Casa Olivar o recorrer la simpática exposición de trabajos escolares en
la Casa de Cultura.
Mayor atención dedicamos a Can Saura un
gran palacio construido entre los siglos XVII y XVIII donde se encuentra
instalado el Museo Municipal de la ciudad y en el que pudimos ver un
interesantísimo documental sobre las fiestas de San Juan.
Antes de retornar a Mahón, pudimos cenar
contemplando esta vista del puerto, un precioso lugar que ofrece la
particularidad de que, en determinados días del año, las aguas se retiran y
retornan en forma de una gran ola que puede alcanzar los dos metros y suele
ocasionar destrozos en las embarcaciones y los edificios circundantes. El
fenómeno, conocido con el nombre de “rissaga” (resaca), ha sido minimizado
mediante la adopción de una serie de medidas.
Salimos con tristeza de la ciudad, a la
que será necesario volver para poder conocer con mucho más detenimiento todo
los recursos que ofrece y, especialmente sus fiestas, con “s’homo des be” que
representa a San Juan, o los caballos con sus jinetes que protagonizan uno de
los momentos más esperados el del “Caragol del Born”, cuando más de un centenar
de jinetes hacen la entrada en la regia Plaça des Born pasando entre la gran cantidad
de personas congregadas, alzándose sobre sus patas traseras.
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