El pasado viernes estuvimos en la iglesia parroquial de Fréscano para conocer los trabajos de restauración del retablo de la Virgen del Carmen que se están llevando a cabo dentro del Plan bianual de restauración de bienes muebles, de titularidad eclesiástica, promovido por la Diputación Provincial, en colaboración con el Ayuntamiento de Fréscano y el Obispado de Tarazona.
Por un importe cercano a los 15.000
euros, la restauración ha sido adjudicada a D. Santiago Ortega que la realiza
junto con sus colaboradoras Dª. Pilar Camón y Dª. Elena Naval. Esta última era
la única a la que no conocíamos, dado que Santiago reside en Borja y Pilar está
trabajando también en nuestro Centro.
La iglesia parroquial de Ntra. Sra. del
Pilar (Patrona de Fréscano) es un monumento que conserva obras de gran interés
a las que dedicaremos otros artículos. Una de ellas, aunque no la más
importante, es el retablo de la Virgen del Carmen que ha sido incluido en este
plan bianual, atendiendo a la devoción que esta advocación mariana tiene en la
localidad, donde cuenta con cofradía propia. Por otra parte, el estado del
mismo no era bueno, debido a los repintes de la mazonería y a la suciedad
acumulada en el lienzo central.
La limpieza que se está efectuando ha
permitido recuperar la policromía original en la que destacan sus vivos colores
como se aprecia en el remate (donde aún permanecen unas zonas sin limpiar, como
testigos). En la segunda fotografía puede verse el color blanco que tenía el
fuste de las columnas salomónicas, algo no demasiado frecuente.
En el propio retablo consta la fecha de
su dorado (1756), realizado a expensas de “Joaquín Andía i su muxer Miguela
Merle”.
La limpieza del lienzo está permitiendo
redescubrir aspectos iconográficos que se habían perdido. Pueden verse a la Virgen
del Carmen que cubre bajo su manto a San Simón Stock, que fue quien en 1251
recibió el escapulario de manos de la Virgen, y al otro lado a unas religiosas
carmelitas. Pero, junto a ellos, se adivinan las figuras de quien, probablemente,
fueron los donantes del retablo o del lienzo, mientras en la parte inferior las
almas del Purgatorio esperan su liberación, en atención al privilegio sabatino.
Estamos, por lo tanto, a una destacada
labor de restauración que debería encontrar continuidad en el futuro con otros
bienes que, en esta visita, hemos podido constatar que han sufrido un evidente
deterioro respecto a la situación en que se encontraban en años pasados.
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