Fue en octubre del pasado año cuando dedicamos un artículo en este blog al castillo de Alarcón, dentro de la serie dedicada a “Castillos de España”. Ahora, durante nuestro viaje a Valencia, hemos vuelto a ese lugar del que tan buenos recuerdos conservábamos.
Pretendíamos comer, y lo logramos, en
el Parador Nacional “Marqués de Villena”, inaugurado en 1996, tras ser
rehabilitado completamente el castillo, vinculado al infante Don Juan Manuel,
como lo recuerda una placa colocada sobre la puerta de entrada y a los
marqueses de Villena que pudieron mantenerlo, tras su enfrentamiento con los
Reyes Católicos, a raíz del cual perdieron la mayor parte de sus propiedades.
El castillo forma parte de las
formidables defensas de la villa, cuyo acceso se realiza atravesando varias puertas
de las murallas que la rodean y que cuentan con otras torres y fortalezas en su
entorno, como la torre del Campo (cuadrangular) y el curioso castillo de los
Alarconcillos que se divisa en la lejanía, al otro lado del pantano.
La población se ubica sobre un alto
desde el que se divisa una amplia perspectiva de una de las colas del embalse
del río Júcar, por uno de sus lados, mientras que al otro lado se puede acceder
al llamado “mirador de la reina Dª. Leonor de Plantagenet”. Hija de Enrique II de
Inglaterra, había contraído matrimonio con Alfonso VIII de Castilla. Los
desposorios se celebraron en Tarazona, en 1170, cuando tenía 10 años de edad.
Fue la fundadora del monasterio de las Huelgas, donde está enterrada con su
esposo.
Como todos los Paradores, el de Alarcón
es un agradable lugar de reposo, al que merece la pena de desviarse en el camino
hacia Valencia ya que, además de disfrutar de sus instalaciones, permite recorrer
las cuidadas calles de la villa.
Aunque no disponíamos de mucho tiempo,
aún pudimos conocer por fuera alguno de sus monumentos más importantes como la
fachada del antiguo palacio de los Castañeda que albergó el Museo Miguel
Ourvantzoff, un aristócrata ruso que, exiliado tras la revolución, terminó
estableciéndose en Alarcón, dedicándose a pintar y reunir piezas arqueológicas.
Otro espacio museístico es la antigua iglesia
de San Juan Bautista, decorada con los grandes murales del pintor Jesús Mateo.
En la misma plaza que lleva el nombre
del infante D. Juan Manuel se encuentra el edificio de la Casa Consistorial,
con la bella logia de arcos carpaneles en su planta baja y la Casa Palacio de
los Villena, rehabilitada en 2004 con cargo al 1% cultural.
De los varios templos de la villa, nos
detuvimos ante la fachada de la iglesia de la Santa Trinidad, con una interesante
portada y un gran arco bajo la torre.
Todo el casco antiguo fue declarado
Bien de Interés Cultural, como Conjunto Histórico y se encuentra muy bien
cuidado. Nos llamaron la atención los muros que ocultan las zonas reservadas a
los contenedores de basura, decorados con frases del infante D. Juan Manuel,
con un resultado muy bueno.
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