Nuestra Navidad está asociada a una serie de elementos que han llegado a convertirse en símbolos de la misma. El más importante para nosotros es, sin duda, el belén o Nacimiento que instalamos en casa o en lugares públicos (e incluso llevamos al extranjero), siguiendo una tradición que se remonta al siglo XIII.
Nuestra Navidad está asociada a una serie de elementos que han llegado a convertirse en símbolos de la misma. El más importante para nosotros es, sin duda, el belén o Nacimiento que instalamos en casa o en lugares públicos (e incluso llevamos al extranjero), siguiendo una tradición que se remonta al siglo XIII.
En años sucesivos fueron surgiendo
belenes vivientes en diversos lugares de Italia, impulsados por los
franciscanos. Pero el primero con figuras fue creado por Arnolfo di Cambio, en
la basílica de Santa María la Mayor de Roma, por iniciativa del Papa Nicolas
IV, hacia 1291.
Es una obra magnífica, con figuras de
tamaño natural, en la que aparecen, la Virgen con el Niño, San José, el buey y
la burra, así como los tres Reyes Magos que acuden a adorar al Niño.
Pero en todos estos belenes sólo se representaba el Nacimiento, con el posterior acompañamiento de los Reyes Magos. Fue en Nápoles donde comenzaron a crearse belenes con personajes de la vida cotidiana y figuras ataviadas con ricas telas.
Debido a la especial vinculación del
reino de Nápoles con España, la tradición belenística llegó hasta aquí, donde
están documentados belenes napolitanos desde el siglo XVI. El más antiguo de los conservados es el que
muestra la imagen: el llamado “Belén de Jesús” de la iglesia de la Anunciación
del Hospital Provincial de Palma de Mallorca que, según la tradición, había
sido creado, a finales del siglo XV, por la familia Alamanno, que ya se habían
especializado en Italia en fabricar belenes. Llegó a España de manera
accidental, pues iba a bordo de un buque que naufragó y su capitán, lo entregó
como exvoto por haberse salvado. Está considerado el belén más antiguo de
España.
Pero fue el rey Carlos III, que anteriormente había sido soberano
de Nápoles, quien contribuyó de forma decisiva a popularizar los belenes,
creando el impresionante conjunto que todos los años se instala en el Palacio
Real de Madrid, conocido como “Belén del Príncipe”.
Está integrado por más de 200 figuras
de un realismo impresionante, enmarcadas en una llamativa escenografía, que
reproducen escenas de la vida cotidiana del siglo XVIII.
En Borja, existe un belén muy antiguo, de tradición napolitana, el de la iglesia del convento de Santa Clara, una auténtica joya a la que no se suele conceder la importancia que merece, a pesar de que venimos reivindicándolo cada año.
A él se une ahora este otro Nacimiento, también de inspiración napolitana, que se exhibirá por vez primera en la exposición de la Casa de Aguilar, durante los próximos días.
Las figuras de barro con destino a los
belenes fueron surgiendo en España de la mano de destacados artesanos e,
incluso, de grandes artistas como Francisco Salzillo, cuyo espectacular belén
se exhibe en su museo de Murcia, pero ha figurado en exposiciones realizadas en
otros lugares.
Borja puede enorgullecerse de contar
con una dilatada tradición belenística de la cual constituyen la mejor
expresión los belenes monumentales del Auditorio de Santo Domingo y del Museo
de la Colegiata, a la que se une ahora la exposición organizada en nuestra
sede.
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