sábado, 26 de noviembre de 2022

Sobre la imagen de un general

 

         Cuando, al tratar sobre los pioneros de la Fotografía en Zaragoza, reprodujimos un retrato que nos había donado Dª. Teresa Bayod Monterde, realizado por Gustavo Freudenthal, hubo quienes se interesaron por el militar representado y por la dedicatoria manuscrita que figuraba.

         El personaje en cuestión era el Excmo. Sr. D. Juan de Ampudia y López de Ayala, en aquellos momentos Capitán General de la V Región Militar, con sede en Zaragoza, y la persona a la que se lo dedicaba era el abogado D. Ricardo Monterde Vicen, “gran orador; patriota de corazón; aragonés de mucha alma y mejor amigo” como lo calificaba el ilustre militar.

         D. Ricardo fue el abuelo de Dª. Teresa Bayod Monterde. Nacido en Zaragoza el 3 de abril de 1859, fue un destacado abogado, Doctor en Derecho, llegó a ser Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza, en 1935. Para entonces era ya un importante político conservador que, en 1920, fue concejal del Ayuntamiento de Zaragoza y, anteriormente, Diputado en Cortes por el distrito de Belchite (1899).


         Pero volviendo a D. Juan de Ampudia, hemos encontrado otro retrato, también realizado por Freudenthal, en uniforme de diario. Comoquiera que su biografía es especialmente significativa, nos ha parecido oportuno resumir su hoja de servicios por constituir un elocuente ejemplo de una brillante carrera militar.

         En primer lugar, cabe señalar que era hijo de otro ilustre militar, el Mariscal de Campo D. Juan Ampudia Domínguez, nacido en La Habana en 1822 y de Dª. María Jesusa López de Ayala. El matrimonio tuvo cuatro hijos, todos los cuales fueron militares.


         Juan fue el mayor y había nacido en La Habana en 1852. En Cuba transcurrió buena parte de su vida militar, participando en numerosas acciones de guerra, desde que, con 17 años, figurase como Alférez de Caballería en la guerrilla de Manzanillo y en el Regimiento del Rey, 1º de Caballería de Cuba.

         Por méritos de guerra, en el transcurso de las diferentes campañas, fue recompensado, sucesivamente, con el grado y empleo de Teniente, las cruces de Carlos III y de primera clase del Mérito Militar con distintivo rojo, el grado y empleo de Capitán y el empleo de Comandante. 


         En enero de 1873, embarcó para la península y, al año siguiente, ya se encontraba a las órdenes del General D. Romualdo Palacio, operando contra los carlistas en el Norte y en el Centro. Tomó parte los días 27, 28 y 30 de Abril, a las acciones de Otáñez, Muñecas y Galdames, por las cuales se le otorgó el grado de Teniente Coronel, y el 29 de junio a la de la Pobleta, por la que fue condecorado con la Cruz Roja de segunda clase del Mérito Militar.

En febrero de 1875, fue destinado al Ejército de Cuba como Ayudante de Campo del Capitán General de dicha Isla, pero, al llegar a la isla, se le dio el mando de una columna, con la que tomó parte en las acciones de Palma Sola, Las Moscas, Loma Mala, Lomas Grandes y Cafetal González.


Tras permanecer en situación de reemplazo en Madrid, durante un breve período, en agosto de 1876 volvió a ser destinado a Cuba, ahora con el grado de Coronel (tenía 24 años) combatiendo incesantemente con los regimientos de Palmira y del Príncipe hasta el final de la campaña. Por méritos de guerra se le concedió el empleo de Teniente Coronel (hay que distinguir entre grado y empleo, ya que puede llamar la atención).

En 1878 había finalizado lo que se llamó la “Guerra de los Diez años” pero, en 1879, dio comienzo la llamada “Guerra chiquita” y en ella, mandando el Escuadrón de Pizarro batió a una partida de insurrectos en la provincia de Matanzas, por lo que le fueron dadas las gracias por el Capitán General y se le concedió la Encomienda de Carlos III.

 

De regreso a la península en 1884, fue nombrado Ayudante de Campo del Segundo Cabo de la Capitanía General de Galicia y, en 1885, ascendió a Coronel. En ese empleo mandó varios regimientos y, formando parte del Ejército de África, participó en la campaña de Melilla, en 1893.

En 1896 fue promovido al empleo de General de Brigada; en 1906 al de General de División y, en 1915, al de Teniente General. En todos esos empleos desempeñó importantes destinos, hasta que fue nombrado Capitán General de Aragón.


Estuvo casado en primeras nupcias con Dª. Rosa González de la Torre Perovani, que era nieta del pintor italiano José Perovani (1765-1835), establecido en La Habana que decoró la catedral y pintó retratos como el que reproducimos de George Washington, para Manuel Godoy.

Posteriormente, contrajo nuevo matrimonio con Dª. Elena Montilla Casal, natural de las islas Filipinas, que le sobrevivió muchos años, pues falleció en Madrid en 1969 (Filipinas-Madrid 1969).

 

         Fueron padres Elena de Ampudia y Montilla (1917-1986), una conocida actriz cuyo nombre artístico fue el de "Niní Montián" que, por sus distinguidos orígenes formó parte de la alta sociedad madrileña y gozó de la amistad del Presidente argentino Juan Domingo Perón y de su segunda mujer, durante su exilio en la capital de España.

         En 1929, había fallecido en Madrid este brillante militar que entre las muchas distinciones recibidas figuraban las Grandes Cruces del Mérito Militar, blanca y roja, la Gran Cruz de San Hermenegildo y la Gran Cruz de la Orden francesa del Dragón de Annam. Tenía además Cruces rojas de primera y segunda clase del Mérito Militar; Cruz de Carlos III; Encomiendas ordinaria y de número de la misma Orden; Encomiendas ordinaria y de número de Isabel la Católica; Cruz blanca de segunda clase del Mérito Militar; y Cruz blanca de tercera clase del Mérito Naval; junto con las Medallas de Cuba, Bilbao, guerra civil, Alfonso XII, Alfonso XIII y conmemorativas del primer centenario de los Sitios de Zaragoza y de la batalla de Puente Sampayo. Era Gentilhombre de Cámara de S. M. con ejercicio y Caballero del Santo Sepulcro.


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