La iglesia parroquial de Mallén es un
monumento de especial interés, cuya evolución arquitectónica ha merecido la
reciente edición de una importante obra que comentamos aquí recientemente.
Su fachada sorprende por su peculiar configuración con esa gran torre central y la utilización de los sillares procedentes del antiguo templo románico, entre fajas de ladrillo visto.
En el centro de uno de los cuerpos de
la torre hay un reloj que, lamentablemente, está parado, de manera que ya no
es, como siempre lo fue, el instrumento que regía el devenir cotidiano de la
villa. Tras el esfuerzo realizado para dejar el templo en perfecto estado,
quizás sería conveniente que, por quien corresponda, se adoptaran las medias
precisas para que ese reloj volviera a funcionar.
También en las fachadas laterales hay
sillares reaprovechados, con sus marcas de cantero, realizados en ese alabastro
que confería a la antigua iglesia un llamativo y bellísimo aspecto.
Pero, asimismo, podemos encontrar
piezas tan curiosas con una antigua lauda sepulcral, sin duda procedente del
cementerio que hubo contiguo a la iglesia. No tenemos una opinión clara sobre
lo que conviene hacer con estos testimonios arqueológicos reaprovechados.
Algunos abogan por retirarlos y conservarlos convenientemente. Pero lo cierto
es que se siguen manteniendo embutidos en la fábrica de muchos monumentos. Lo
que pasa, es que en casos como el de Mallén, no solo están expuestos al deterioro
ambiental, sino que fueron parcialmente cubiertos con el cemento de la calzada
o acera contigua y eso debería haberse evitado.
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