Grabados de la Torre de Campos de Ainzón

 

La Torre de Campos es un edificio histórico situado en Ainzón que perteneció a D. José María del Campo y del Campo, un destacado abogado que fue administrador del X duque de Solferino D. Manuel de Llanza y Pignatelli de Aragón, al que acompañó en sus viajes por todo el mundo.

Restaurada por D. Severino de Llanza y convertida en Casa Rural, ha recibido, desde su inauguración, diversas distinciones, entre ellas la otorgada por la página enjoyzaragoza, que la situó en primer lugar, entre las casas rurales mejor valoradas de la provincia de Zaragoza.

         Ahora, como conmemoración del X aniversario de su entrada en servicio, Severino de Llanza ha editado una colección de cuatro aguafuertes, en el Taller de Grabado “Valeriano Bécquer” de Borja, con una tirada muy limitada, pues sólo está integrada por doce ejemplares numerados y tres pruebas de autor, de las que, como informábamos ayer, ha hecho entrega de una de ellas al Centro de Estudios Borjanos, lo que agradecemos de manera muy especial.

 

         Los grabados, en forma de desplegable, reflejan diversos aspectos del exterior de la torre y de sus jardines, que por su belleza constituyen uno de sus principales alicientes.

 

         Entre ellos se encuentra el pequeño estanque, bajo una pérgola, con una joven ninfa en el centro, que constituye el motivo de uno de los grabados. 

         Otro es la antigua fuente situada en uno de los rincones más bonitos, con un banco a su lado que permite disfrutar de la sombra de los árboles que allí crecen, como en otros lugares del jardín.

 

         Finalmente, el último de los grabados muestra el pilar levantado en el lugar en el que el antiguo propietario de la torre acabó con una loba que causaba estragos en la zona. La loba se conservó disecada y lo más interesante del pilar es su remate que parece ser un fragmento de una lauda medieval, con la cruz patada en el interior de un círculo. Pero, bajo ella, hay otro elemento de procedencia desconocida en el que, a pesar de su deterioro, se advierten bajorrelieves grabados en algunas de sus caras.