viernes, 5 de junio de 2020

Un importante anuncio


         A través de la página del Sr. Alcalde D. Eduardo Arilla Pablo, hemos tenido conocimiento del inmediato inicio de las obras de acondicionamiento de una parte del yacimiento de Bursau, situada junto a la Torre del Pedernal.





         Fue en 1986 cuando, al realizarse el movimiento de tierras y las cimentaciones de un grupo de viviendas unifamiliares, aparecieron abundantes restos arqueológicos que denunciaban la existencia de importantes estructuras de época romana.

         El Dr. D. Isidro Aguilera Aragón, responsable de la Sección de Arqueología de nuestro Centro, lo puso en conocimiento de la Dirección General de Patrimonio que, durante los meses de mayo y junio de aquel año, puso en marcha una campaña de excavaciones en la que participó el propio Dr. Aguilera que dio a conocer los resultados en el nº 41 del Boletín Informativo del Centro, de donde hemos tomado estos datos.



         Lo que se encontró fue la parte trasera de una casa de lujo romana, construida a fines del siglo I d. C. y abandonada un siglo después. Es circunstancia determinó que no se encontraran bienes muebles, como suelen aparecer en los yacimientos destruidos por un conflicto armado.




         Pero, desde el punto de vista estructural, los resultados fueron muy llamativos. Concretamente, en el zaguán de la casa, aparecieron pinturas murales con un zócalo imitando mármoles y paneles de fondo blanco en los que había dibujada una decoración vegetal con figuras humanas desnudas, entre otros motivos decorativos.



         Quizás uno de los resultados más significativos fue el del gran mosaico que servía de pavimento de una de las estancias excavadas en su totalidad, cuyas paredes estaban decoradas con pinturas lisas de color rojo y azul.



         El mosaico, realizado con teselas de unos dos centímetros, de color blanco para el fondo y negro para los dibujos, tenía dos partes bien diferenciadas. Por un lado, la decoración estaba formada por dos series de rectángulos en los que se inscribían dos círculos con una estrella central. La otra zona estaba orlada con ramas de laurel en torno a un gran motivo central que ya había sido destruido en época romana, posiblemente tras el abandono de la casa.

         Hay que recordar que mientras las pinturas fueron depositadas en el Museo de Zaragoza, el mosaico quedó en Borja y, en alguna ocasión, hemos intentado restaurar una parte del mismo para mostrarla en el Museo Arqueológico, sin que haya sido posible por el elevado presupuesto de la restauración.





         A raíz de aquella campaña, el solar fue declarado Bien de Interés Cultural, como Zona Arqueológica, pero nada se hizo desde entonces, a pesar de que queda mucho por excavar.

         En cuanto su importancia, junto con el interés de las estructuras descubiertas, viene a poner de manifiesto la extensa área que ocupaba la antigua Bursau, que llegaba hasta el polígono de la Romería, donde el Dr. Aguilera excavó otra casa, y a la plaza de San Francisco en el que se encontraron restos muy importantes al abrir los cimientos de un nuevo edificio, precipitadamente sepultados con hormigón para evitar que se pararan las obras.





         El anuncio de las obras que han dado motivo a este comentario alude a la limpieza de lo ya excavado, a su protección y la presentación de los restos arqueológicos protegidos por una estructura metálica.
         En Aragón hay algunos yacimientos visitables bajo este tipo de estructuras. Estas imágenes corresponden a los de La Malena, en Azuara, y a Villa Fortunata en Fraga.
         Esperamos que la actuación que va a dirigir el arqueólogo D. Francisco Javier Gutiérrez González con el “asesoramiento externo del Dr. D. Isidro Aguilera Aragón” y la supervisión de la Dirección General de Patrimonio Cultural, que ha apoyado esta iniciativa, pueda contribuir a la recuperación de un elemento tan importante de nuestro Patrimonio Cultural, convirtiéndolo en un nuevo recurso turístico.

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