D. Manuel Giménez Aperte ha conseguido el volumen
encuadernado, correspondiente al primer semestre del año 1902, de la revista Alrededor del mundo. En el nº 145 de la
misma, aparece la necrológica del actor Antonio Vico, escrita por Marcos
Zapata, un texto que, al menos para nosotros, era desconocido. Lo reproducimos
por su interés, aunque por estar encuadernado, no es posible hacerlo con la
suficiente claridad.
Antonio Vico Pintos, miembro de una saga de destacados
actores españoles, había nacido en Jerez de la Frontera en 1840. Zapata
recuerda que uno de sus mayores triunfos se lo proporcionó la interpretación
del Don Juan en el antiguo teatro de
la Alhambra, pero también el hecho de que fue él quien estrenó su obra La capilla de Lanuza en el teatro de la
calle del Príncipe de Madrid, en 1873.
Cuenta Zapata que tenía una indudable aversión para viajar
en barco, hasta el punto de que, encontrándose el ilustre poeta de Ainzón en
Buenos Aires, le invitó a actuar en aquellas tierras, respondiéndole el acto
con la carta en romance que inserta en la necrológica, en la que declinaba su
propuesta “si ya mi miedo conoces ante las pérfidas olas”. Dice que un gitano
le había advertido que “si algo estimas tu persona, procura de no embarcarte,
porque, amigo, o te jaugas, o te da
un ataque a bordo, que casi es la misma cosa”.
El caso es que D. Antonio se decidió al fin a dar el salto
del Atlántico y, cumpliéndose la predicción del gitano, cuando el barco entraba
en el puerto de Nuevitas (Cuba) en 1902, falleció en su camarote de forma
inesperada.
Por eso, Zapata señalaba que “suceden con harta frecuencia,
en este pobre y miserable mundo, casualidades que maravillan y fenómenos que
asombran”.
Sus restos fueron repatriados cinco años después a España,
siendo objeto de un gran recibimiento en Jerez de la Frontera, en cuyo
cementerio fueron definitivamente sepultados.
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