El nº 31 de la serie Zubía.
Monográfico que edita el Instituto de Estudios Riojanos está dedicado a “Paleontología
Ibérica: Nuevas tendencias y perspectivas” y en él se reúnen las aportaciones
al XVII Encuentro de Jóvenes Investigadores en Paleontología que, organizado
por la cátedra de Patrimonio Paleontológico de la Universidad de la Rioja, tuvo
lugar en Nájera con la participación de un elevado número de investigadores
que, además, tuvieron la oportunidad de conocer el proyecto que se está
realizando en el riquísimo y diverso patrimonio paleontológico de la Rioja.
Fueron especialmente relevantes las aportaciones de
investigadores vinculados al Departamento de Ciencias de la Tierra de la
Universidad de Zaragoza, al Grupo Aragosaurus (IUCA) y a Forestalia que
presentaron interesantes comunicaciones sobre “Influencia del volcanismo del
Decán sobre foraminíferos planctónicos de Maastrichtiense terminal de Caravaca
(Murcia); “Respuesta de los foraminíferos planctónicos al evento hipertermal
DAN-C2 en Nyy Klov, Dinamarca”; “Análisis secuencial basado en contenido palinológico
de depósitos marinos carbonatados del Barremiense Superior-Aptiense Inferior de
Miravete de la Sierra (Teruel)”; “Estudio morfológico de los fémures de
dugónguidos (Mammalia, Sirenia) del
Eoceno”; “Eocene decapod crustaceans in time and space; an example from the
Spanish Pyrenees”; “Bioestatigrafía de apogeo con foraminíferos planctónicos
del Daniense Inferior de Caravaca (Murcia); “El registro fósil del complejo
Myotis Myotis/Blythh II en el cuaternario peninsular. Estado de la cuestión”; “Revisión
de los sorícidos (Eulipotyphla, Mammalia)
del Pleistoceno Inferior y Medio del yacimiento de la Gran Dolina (Burgos)”; “Larra
4: desenterrando a los últimos vertebrados del Maastrichtiense terminal del
Pirineo aragonés”; “Cuervos en el Pleistoceno Inferior y Medio de Europa
occidental ¿Un escenario complejo o un problema de registro?”; “La cueva de los
Piojos (Ricla): nuevos datos sobre las faunas de vertebrados voladores del
Holoceno en Aragón"; “Paleobiodiversidad de vertebrados de la secuencia
media de la formación Blesa (Cretácico Inferior, Teruel)”; “Aproximación al
paleoambiente del yacimiento de Mas de Les Clapises en la formación Mirambel
(Barremiense Inferior) en Portell de Morella”; y “La conservación del
patrimonio paleontológico en obra civil. El megaproyecto de Forestalia en
Aragón”. La simple enumeración de todas ellas da idea de la gran labor
investigadora que, en este campo, se viene realizando en nuestra tierra.
Hemos recibido el tomo LXXXIX de Altamira, la revista del Centro de Estudios Montañeses de
Santander, que está dedicado a la memoria de la que fue Directora de la revista
Dª. Carmen González Echegaray (1925-2018), a la que se dedican tres entrañables
necrológicas. En las 532 páginas de que consta este volumen se da noticia de
dos nuevos yacimientos romanos en el valle bajo del Saja; de cerámicas romanas
en la playa de la Magdalena; de una estela sepulcral epigráfica en Soto de Campoo;
y de un nuevo yacimiento medieval en La Virgen (término municipal de Udías).
Francisco J. García Mantecón estudia la figura del “cargador” en la Carrera de
Indias y Fernando Gomarín y Alfonso de Ceballos-Escalera destacan el interés de
la casulla del arzobispo de Burgos, y también de Zaragoza, que se conserva en
el ayuntamiento de Selaya. En torno a la figura de D. Marcelino Menéndez Pelayo
hay dos trabajos. Uno de ellos está dedicado a su abuelo D. Antinógenes
Menéndez Pintado, cuyo autor es Pedro Arce Díez. Por su parte, José Alberto
Vallejo del Campo aborda “La espinosa cuestión de los discípulos y de los
sucesores intelectuales de Menéndez Pelayo”. Destacamos finalmente el artículo “Abadía
y monasterio de Viaceli (1906-1991): apuntes para la determinación de su autor”,
de Antonio Martínez Cerezo.
Desde la Diputación de Sevilla nos remiten el nº 306-308 de Archivo Hispalense, con interesantes
artículos, entre los que queremos mencionar el de Antonio Aguilar Escobar sobre
“La Casa de la Misericordia de Sevilla y su aportación al rescate de cautivos
en Berbería en los siglos XVII y XVIII”. Fernando Amores Carredano aborda, con
nuevos datos, el problema de la ubicación de “Las atarazanas almohades de
Isbiliya (Sevilla)”. A través del estudio de dotes e inventarios postmortem,
Álvaro Jesús Núñez Gutiérrez da a conocer “La presencia de productos asiáticos
en la Sevilla de Carlos II (1670-1700)”. Por su parte, Diego Romera Vera
analiza la única referencia histórica conocida, a través de un documento
eclesiástico del siglo XVIII, de una fiesta popular con más de 300 años de
historia, “Las cruces de mayo de Lebrija”. Sumamente interesante es el trabajo
de Alfonso Jiménez Martín sobre “Blasones y colgaduras. Datos para una historia
del patio de los Naranjos en la Edad Moderna”, en el que describe las
transformaciones sufridas por ese espacio de la catedral hispalense a
consecuencia de adaptaciones utilitarias. Nos ha interesado también el proyecto
de José Espiau y Muñoz para construir un anfiteatro anatómico en Sevilla, hasta
ahora inédito, que da a conocer María Uriondo Lozano.
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