Hace
unos años apareció en el exterior de la ermita de San Jorge esta pintada, como
expresión de una inoportuna declaración de amor, dado que no era el lugar más
adecuado para dejar testimonio de ello. No era la primera, como puede
apreciarse en los recuadros de pintura que borraron las anteriores. Al cabo de
un tiempo, el Ayuntamiento procedió a eliminarla.
Pero
en una visita que hemos efectuado a la ermita esta semana, hemos podido comprobar
que la pared ha vuelto a ser elegida para otra declaración de amor de unos
jóvenes. Habrá que borrarla, aunque a la vista de lo ocurrido va a ser difícil
que estos hechos dejen de repetirse, dada la ubicación de la ermita y la
imposibilidad de establecer una vigilancia permanente.
Ello,
a pesar de que como pudimos constatar que el acceso a la ermita está “controlado”
por esta “guerrera” que realizó, como ya informamos, por Vasil Dimov, el escultor
búlgaro establecido en la plaza de Aguilar, a la que fotografiamos en unos
bonitos encuadres.
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