En la iglesia parroquial de Pomer nos llamó la atención este lienzo del siglo XVIII en el que está representado San Miguel Arcángel (Patrón de la localidad) blandiendo una espada flamígera y venciendo a los demonios, como capitán de la milicia angélica.
Pero el dato de mayor interés nos lo
ofrece la leyenda que aparece en la parte inferior, en la que puede leerse: “Este
quadro se izo azer a devoción del Sr. Dn. Miguel Muñoz Nueros Señor temporal de
este lugar año (en blanco)”. A la derecha están representadas las armas de este
personaje. Se trata de D. Miguel Muñoz de Pamplona y Pérez de Nueros, hijo de
D. Antonio Miguel de Pamplona y María Vicenta Manuela Pérez de Nueros. Había
nacido en Calatayud el 12 de noviembre de 1778.
Pertenecía a una esclarecida familia
que, a comienzos del siglo XV, había adquirido a la Orden de San Juan de Jerusalén
el llamado “Quiñón de Argillo”, situado en el actual término de Calatorao. Se
titularon señores de Argillo y tenían su casa solariega en Sabiñán, en un
palacio que se conserva en lamentable estado.
Fueron emparentando con importantes
linajes aragoneses y sumando propiedades en otras localidades. El duodécimo
señor de Argillo fue el citado Miguel Muñoz que también era titular del señorío
de Pomer. Como hemos comentado sus armas aparecen en el lienzo. No hemos sabido
interpretarlas, dado que se timbran con corona real cerrada y llevan un águila
acolada. Cuando encargó el lienzo, no debía ser todavía conde de Argillo, pues
no se hace constar en la leyenda.
D. Miguel había hecho valer ante Carlos
III los esclarecidos méritos que en él concurrían y su relación con las más
destacadas casas del reino para obtener un título de nobleza. Tras el informe
favorable del Consejo, el rey accedió a sus pretensiones y, por una Real Cédula
de 21 de marzo de 1776, lo creó conde de Argillo con el vizcondado previo de
Pomer.
Para entender lo que significa el “vizcondado
previo de Pomer” hay que recordar que Felipe IV había dispuesto (en 1631 y
1644) que no se pudieran conceder títulos de marqués o conde, sin expedir
primero uno de vizconde. Ello obedecía a razones meramente recaudatorias, pues
las personas afectadas debían hacer frente a los tributos de lanzas y media
anata, correspondientes al vizcondado. Cuando los abonaban, el título de vizconde
era rasgado y suprimido definitivamente, haciéndose efectivo el de conde o
marqués para el que habían sido creados.
Fue Isabel II quien, en 1858, suprimió
ese trámite al mismo tiempo que dispuso que no pudieran ser rehabilitados los
antiguos títulos de vizconde como algunos pretendían.
El primer y flamante conde de Argillo
se estableció en Zaragoza, en el palacio que su familia tenía en la calle Mayor,
al que corresponde el dibujo anterior, realizado por Vicente Carderera en 1885,
cuando ya había sido derribado (en 1860), y por lo tanto responde a una visión
idealizada.
Los Argillo tuvieron mucho después otro
palacio en la plaza de San Felipe en el que ahora se encuentra el Museo Pablo
Gargallo. Había sido construido por D. Francisco Sanz de Cortés, creado marqués
de Villaverde por Carlos II en 1670, el cual adquirió después (1675) los
títulos y propiedades de conde de Morata de Jalón, barón de Gotor y barón de
Illueca. Fue la IV condesa de Argillo Dª. María de la Soledad Muñoz de Pamplona
y Sanz de Cortés quien heredó sus títulos, convirtiéndose en VI marquesa de
Villaverde, XI condesa de Morata de Jalón, IV condesa de Argillo, baronesa de
Gotor y baronesa de Illueca. A partir de entonces el palacio que había sido de
D. Francisco Sanz, pasó a ser conocido como el de los condes de Argillo.
Desgraciadamente, D. Miguel Muñoz de
Pamplona falleció de manera trágica dos años después de haber sido creado
conde. El 21 de marzo de 1776 había acudido al Teatro de las Comedias de
Zaragoza a ver la representación de la ópera “La Real Jura de Artajerjes”, ocupando
el palco principal. Al final del segundo acto, una vela prendió en l decorado
del escenario, originando un pavoroso incendio que provocó la muerte inmediata
de 60 espectadores y de otros 17 que fallecieron posteriormente en días
posteriores a causa de las quemaduras. Uno de los muertos fue el conde de
Argillo que intentó auxiliar a los que huían despavoridos en medio de una gran
confusión. La imagen que reproducimos corresponde a un cuadrito que suele ser atribuido
a Goya.
Hasta aquí el recuerdo a ese personaje
cuyo nombre aparece en la iglesia de Pomer. Estaba casado con Dª. Ángela
Monserrat y Ximénez de Urrea, hija de los condes de Berbedel y le sucedió en el
título su hija Luisa, que falleció en 1783 sin descendencia, por lo que pasó a
D. Manuel Muñoz de Pamplona y Pérez de Nueros, hermano del I conde que contrajo
matrimonio con Dª. Pilar Sanz de Cortés y Connock, hija de los marqueses de Villaverde
y condes de Morata, a través de la cual terminaron unidas todas las casas.
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