miércoles, 31 de agosto de 2022

Curioso lienzo en la iglesia parroquial de Ainzón

 

         En el crucero de la iglesia parroquial de Ainzón hay un interesante lienzo que, por su iconografía, nos llamó la atención desde que tuvimos la ocasión de contemplarlo en detalle cuando, bajo la dirección del Prof. D. Gonzalo Borrás, realizábamos el primer inventario artístico de la comarca hace cincuenta años. Durante el pasado concierto celebrado en ese templo estuvimos sentados frente a él y volvió a suscitar nuestro interés que queremos compartir.


         Como puede verse, en la parte central del lienzo está representada la Virgen del Pilar sobre su columna. Sobre ella, la Santísima Trinidad: El Padre a la derecha con el orbe en su mano y, a la izquierda, el Hijo (Cristo) con la Cruz. Entre ambos la paloma que representa al Espíritu Santo.

         A ambos lados de la Virgen están San Miguel (a la izquierda) y San Sebastián. Este último en actitud de “rescatar” a una de las almas del Purgatorio que, con otras, están representadas en la parte inferior.

         La devoción a las Almas del Purgatorio ha gozado de profundo arraigo en la Iglesia, pues no en vano corresponden a las de quienes van a alcanzar la gloria celestial tras un período más o menos largo. De igual manera, los sufragios destinados a acortar ese tiempo han sido constantes a lo largo de la historia, así como la especial intercesión de determinados Santos y advocaciones marianas.

         La más conocidas son la de la Virgen del Carmen y San Francisco. La primera con el privilegio del escapulario y el segundo con el de su cordón. San Miguel aparece también con frecuencia en las representaciones de las Almas del Purgatorio, pues es considerado el encargado de “pesar” los méritos de cada una en el transcurso del juicio particular al que seremos sometidos.

Pero, mucho menos frecuente es relacionar a la Virgen del Pilar con esas Almas y tampoco lo es San Sebastián que, entre otras cosas, suele ser considerado protector principal frente a las epidemias (junto con San Roque).


         Pero, en el caso de Ainzón, está justificado por ser su Patrón. Mientras que en el cuadro se le representa desnudo, con las flechas de su martirio clavadas y la palma en una mano, hay en el templo un precioso busto procesional en el que el Santo viste ropas de caballero (merecerían ser descritas por alguna especialista), destacando la cadena que lleva al cuello, de la que pende un medallón que da la impresión de ser la teca de un relicario.




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