Somos enormemente críticos con las pintadas que se realizan en cualquier lugar pero, de manera especial, cuando se llevan a cabo en lugares que, por gozar de la protección que les proporciona su condición de “Bien de Interés Cultural”, como es el caso del casco antiguo de Borja, donde esa práctica puede ser considerada delictiva.
Pero si grave es el caso de las pintadas
realizadas por “incontrolados”, mucho más lo es cuando ese procedimiento es
utilizado por formaciones políticas. Ya, en el pasado, nos manifestamos en
contra de unas “juventudes” muy propicias a realizar pintadas no sólo en Borja,
sino en toda la comarca.
Aquí, en la zona de la Planilla, hay
varias que hacen referencia a un partido político que, en el caso de que
realmente, hubieran sido realizadas por militantes o simpatizantes del mismo,
debería poner todo su empeño en borrarlas.
La dialéctica política llevada a las
paredes produce efectos como el que mostramos que sólo contribuyen a un
deterioro mayor de unos bienes que todos deberíamos empeñarnos en cuidar y
proteger.
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