Desde que Rafael García recogiera la noticia de que la imagen de San Miguel que hoy puede verse en la Sala VI del Museo de la Colegiata de Borja y que, originalmente, fue la titular de la parroquia dedicada al arcángel, fue encargada por el ilustre jurista borjano D. Tomás Martínez Galindo y realizada en 1730 por “Simón Lacasa, escultor, natural de Borja, que residía en Huesca”, mostramos especial interés en conocer más datos sobre este escultor que, hasta ese momento, había pasado desapercibido para los investigadores.
Resultaba extraño que una obra de estas
características no hubiera merecido mayor atención y, por ese motivo, cuando
elaboramos el Diccionario Biográfico, incluimos al citado Simón Lacasa
en el mismo, tras averiguar en el archivo parroquial de Borja, que había sido
bautizado en la parroquial de San Miguel el 26 de octubre de 1708. Era hijo de
Diego Lacasa y Rosa Castro, siéndole impuestos los nombres de Simón Diego.
Pero, en aquel momento, ya manifestamos nuestra sorpresa por el hecho de que, a la vista de su partida de nacimiento, en el momento de realizar la imagen tenía 22 años, una edad demasiado temprana para una escultura tan importante.
Pero, ha sido ahora cuando el Dr. D.
Alberto Aguilera Hernández, al profundizar en el estudio del escultor y de su
protector el Dr. Tomás Martínez Galindo, ha encontrado datos que, salvo error
manifiesto, convertirían a nuestro escultor en un llamativo caso de precocidad
creativa.
Porque, en 1720, fue el autor de la basa de la imagen de San Nicolás; en 1722, hizo el retablo de San Miguel para el Santuario de Misericordia; en 1723, realizó el retablo de San Esteban (por encargo del citado Tomás Martínez Galindo, cuyas armas figuran en el remate); y en 1724, la basa de la Virgen de la Peana que puede verse en su camarín. Pero, eso significaría que, en esas fechas, tenía 12, 14 y 16 años, respectivamente, lo cual resulta inconcebible.
Comoquiera que no hay error en la
transcripción de los datos de su bautismo, hay que buscar alguna explicación a
todo ello. A nosotros, la única explicación que se nos ocurre es que el padre,
Diego Lacasa, fuera también escultor, a cuya sombra se formara el hijo que, indudablemente,
también lo fue. Es una hipótesis, pero no se nos ocurre, por el momento, nada más
razonable, porque pretender que un niño trabajara con destreza, desde los doce
años, es completamente imposible.
Pero que hubo un Simón Lacasa que fue
escultor es, asimismo, incontrovertible. Además, a través de la información
que, en su momento, nos transmitió D. Diego Ortiz Martínez sabemos que, al
crearse el arsenal de Cartagena, hasta allí marchó el escultor borjano, residente
en Huesca, para trabajar en el taller de Escultura que había sido creado en
1746.
Su incorporación tuvo lugar antes de
1753 y llegó con otro escultor. Estaba casado con María Villamón, natural de
Daroca y fue en esa fecha cuando, en la iglesia parroquial de Santa María de
Gracia, bautizó a su hija Antonia Javiera, la primera de varios hijos, entre
los que han podido ser documentados: Domingo Simón Tadeo (1755); Simón Tadeo
(1757); María Florentina (1761) y José Antonio Tadeo (1763). Como era habitual
en la época, la mayor parte de ellos murieron muy pronto: Domingo Simón Tadeo,
antes del nacimiento de Simón Tadeo; Rosa Florentina en 1761, con poco más de
un año de edad; y la primogénita Antonia Javiera cuando estaba a punto de cumplir
nueve años.
En el arsenal, Simón Lacasa se encargaba de tallar los
mascarones de proa para los nuevos buques. No se ha conservado ninguno, pero su
labor fue muy apreciada y llegó a ser uno de los escultores más importantes del
taller. Allí trabajó hasta su fallecimiento el 11 de septiembre de 1764 este
borjano que tenía solamente 56 años.
Esperamos que las investigaciones del Dr. Aguilera puedan contribuir a establecer con claridad si nos encontramos ante una saga de escultores borjanos, vinculados a un número creciente de obras.
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